Capítulo 28

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|| Jayden ||

Estaba dando vueltas por todo el piso. Hasta el punto de asegurarme que me volvería loco en algún momento.

Durante las dos próximas horas desde que Ava se fue caminando, estuve sentado en mi sofá. Mirando la puta puerta por si se le ocurría volver.

A este punto no sabía si tenía que ir a buscarla, exigirle una explicación o simplemente dejarlo estar. Ella solo había dado media vuelta y se había ido. Poco después había comenzado a llover y rogué que estuviera bien.

No pasó mucho desde que se fue y Kevin ya estaba sentado en mi sofá. Tratando de ayudar sin mucho éxito.

—La comida está echa.—anuncia Kevin desde la cocina

Dios lo menos que me apetece es comer algo y que Kevin se largara de una vez. Sin embargo no le digo nada. Siempre me ayuda, me apoya y aunque parezca mentira él siempre a sido el más fuerte de los dos. Nunca se viene abajo en algún situación difícil. Kevin le busca una solución a todo como hacer unos días a los problemas que había estado teniendo con Sanne. Se sentó y pidió hablar, ser sincero de ambas parte, sin omitir detalles para así evitar problemas más adelante. ¿Ahora? Sanne y él están bien. Incluso ya tiene planeado pedirle matrimonio a fin de año.

—¿Estarás bien?—pone el plato de comida en la mesa de en medio —Puedo quedarme un rato más. Aunque sea para no hablar y estar sentados viendo la puerta.

—Kevin.—lo llamo, frustrado

—Lo se. Estas enamorado de ella, ¿cierto?—pregunta con su habitual tono amable y compresivo

—Decir que estoy enamorado se queda corto para todo el revoltijo de sentimientos que aparecen en mi de solo pensar en ella.—termino de hablar y lo veo sonreír, una sonrisa sincera de oreja a oreja como si esto fuera divertido —¿A ti que mierda te pasa?

—Nada, nada.—levanta las manos en señal de rendimiento y paz—Es que estoy feliz. Feliz de que puedas experimentar por ti mismo lo que es querer a alguien, estar enamorado y sentirse como un pendejo.

—Estar enamorado y querer son dos términos muy diferentes.—él asiente, en acuerdo conmigo

—Lo es. Más es inevitable.—se levanta justo cuando suenan tres toques en la puerta. —Voy abrir.

—No.—me levanto del sofá como si quemara directo a la puerta —Ya voy yo.—cuando ya estoy en la puerta abro

La veo. De píe empapada hasta el último cabello. Con los labios ya algo morados y la débil sonrisa que me ofrece. Abrazándose a su misma.

Se ve...tan...tan débil.

—Dios chica te vez terrible.—comenta Kevin —Una ducha te ayudaría, un cambio de ropa tampoco estaría mal.—voy a matarlo

—Kevin ya se va.—lo miro

—Yo ya me voy.—recoge sus llaves.—Ava nos vemos luego.—se saludan en la mejilla —Estás helada.—comenta para terminar yéndose

Cierro la puerta en cuanto Ava pasa.

—Antes de que digas nada, déjame hablar.—empieza

—Antes de que digas o digamos nada, tú irás a cambiarte esa ropa y darte una ducha de agua caliente.—intervengo sin intención de seguir la conversación hasta que esté bien

—No. Vine hablar, así que escúchame.

—No voy a escucharte hasta que esté seguro de que no te dará hipotermia o te desmayes congelada.—me echa una mirada molesta

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