Capítulo 3
Mi hogar, o al menos lo que queda de él.
De repente es como si no conociera aquellas paredes. Ya no es una casa llena de vida a pesar de las dificultades. Ahora todo se ha vuelto algo insípido y feo a la vista, por lo menos para mi.
El aroma que desprende ya no es a esa ambientador que mamá ponía por toda la casa con olor a canela, ahora ese aroma familiar ha sido sustituido por el de productos de limpieza, como el amoniaco, la lejía, o cualquier desinfectante que hubieran usado tras la recogida de pruebas.
La cocina está tal y como la recordaba la última noche. Sencilla y pulcra, tal y como le gustaba a mamá.
El salón que hacía unos días había sido acogedor ahora era un lugar sin alma, como si estuviera vacío por completo.
El pasillo principal y las escaleras había cambiado. Los cuadros habían desaparecido de su gancho y olía a recién pintado. Supongo que las manchas de sangre no había salido bien de las paredes de papel que mi padre se empeñó en poner hacía unos años.
Mi padre era restaurador y unos de los buenos, pero hacía unos meses que pasábamos una mala racha y el trabajo escaseaba en casa. Mamá estaba muy preocupada, mientras que yo solo sabía malgastar lo poco que teníamos y andar con gente que no debía. Parecía que habían pasado siglos en vez de tan solo dos semanas.
Seguí recorriendo las estancias de la casa en la más absoluta soledad y cuando llegué al cuarto de mis padres, algo en mi cabeza me dice que no entre, por lo menos por el momento. No estaba preparada para ver la escena del crimen y mucho menos para recordar la imagen de mis padres aquella noche. No. Aún no estaba lista para algo así.
- Aria te estamos esperando.- dijo mi abogado tras de mi. - ¿Estás bien?
- Sí.- dije limpiándome las lágrimas en un intento absurdo de disimular el llanto.
- Aún es pronto. Date algo de tiempo. - siento su mano acariciando suavemente mi espalda en un intento fallido de consolarme porque lo que realmente necesito es que me abracen.
- Tiene razón pero me asusta lo que me espera ahora.
- Yo estaré contigo. - me dice y parece sincero. Hay algo en su mirada que me dice que de verdad siente esas palabras cuando las dice. Y es entonces cuando sin esperarlo me estrecha entre sus brazos.
Es una sensación extraña al principio pero después dejo que me abrace con fuerza, sin poder evitar que se me salten las lágrimas de nuevo. La fachada de tía dura a la que todo le importa un bledo ha desaparecido por completo y ha dejado paso a la Aria de siempre.
- Gracias. - susurro levemente y sé que está sonriendo aunque no pueda verle.
- Bradley os estamos esperando abajo. El técnico quiere terminar la instalación de la tobillera de Aria lo antes posible para configurarla con la central. - Penny ha aparecido de repente por el pasillo y por su cara siente que ha interrumpido algo íntimo, aunque no sea así. Solo me estaba dando un abrazo cariñoso ¿no?
Recobro un poco la compostura antes de bajar a la cocina donde instalarán el dispositivo de seguimiento de mi tobillera. Penny será la encargada de liderar el grupo de vigilancia de mi casa.
Ella misma se ofreció a llevar mi casa ya que según parece creía firmemente en mi inocencia desde el principio y por eso cogió mi caso con especial interés.
Penny era un poli encantadora, tenía unos treinta y ocho, casi rozando la cuarentena , pero no parecía una cascarrabias como el inspector Güeva, ella era... no sé guay. Me había ayudado mientras estuve en la cárcel pendiente del juicio haciendo que mi estancia fuera menos dura. Incluso alguna vez habíamos tenido alguna que otra charla.
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Géminis ♊ ©
Mystery / ThrillerHay caminos en la vida que son realmente difíciles, pero Aria Erwin no tenía ni idea de cuanto. Tras despertar aquella mañana en esa habitación gris, sucia y fría, donde tan solo una ventana llena de barrotes le permite ver la luz del sol, empieza a...