Estaba harta de falsas promesas y de falsas esperanzas por parte de todo el mundo. Tenía miedo de confiar de nuevo en algo que probablemente no saldría bien, pero ¿por qué no intentarlo siquiera?
Andrés estaba aquí después de todo.
Había confesado por fin lo que sentía por mi y también había reconocido lo cobarde que había sido durante todo este tiempo y aunque una parte de mi no quería confiar en él. La otra se moría de ganas por hacerlo y creerme que esa parte era de esas que no atiende a razones.
- ¿Qué piensas?- me pregunta Andrés acariciando mi espalda desnuda.
- No me puedo creer que estemos así.
- ¿Cómo así?
- Así. Juntos metidos en mi cama y con la respiración entrecortada. - Andrés sonríe y siento que me derrito por dentro. ¿Cómo puedo ser tan tonta?
- Me alegro de que estemos así ¿sabes? No sé tú, pero yo había imaginado este momento tantas veces que me faltan dedos para contarlas. Cuando me dijiste quien eras aquel día no sé qué es lo que pasó exactamente pero algo dentro de mí se removió entero y ya no podía hacer nada para impedirlo.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro.
- Pero quiero que me digas la verdad. No quiero medias tintas en esa respuesta ¿vale?
Andrés asiente y antes de formular la pregunta tomo una bocanada de aire.
- ¿Estabas enamorado de mi hermana?
- ¿Otra vez con eso Aria?
- Necesito saber la verdad Andrés. ¿Te gusté por mi o porque era igual a Géminis?
- Te lo dije una vez. Géminis jamás ha despertado nada en mi, pero contigo fue diferente. No tuvo nada que ver que vuestra cara sea la misma, Aria. Tú no te le pareces en nada.
- Sigues sin contestarme directamente.
- No. Jamás he sentido nada por ti que sea comparable a lo que sentía por Géminis. Eran sentimientos completamente opuestos.
Me siento en la cama y le miro aún con las mejillas sonrosadas. Siento mariposillas en el estómago y entonces sin que se lo espere, salto encima de él y le beso como si no hubiera un mañana.
- Te quiero.- susurro a escasos centímetros de su boca.
Él me retira el pelo de la cara y a medida que su mano deja libre esa zona sus labios se posan en ella y cuando llega a la clavícula siento que me voy a morir por dentro. Un escalofrío recorre mi espalda y soy consciente que con un solo movimiento de mis caderas la fricción entre nosotros se hará notable. Así que mientras él sigue dejando un reguero de besos por mi cuello, muevo las caderas en busca de algo que hace escasos minutos tenía.
Andrés detiene los besos y pone su rostro a la altura del mío. Yo me muerdo el labio con nerviosismo, pero no dejo de mover mi cadera contra él.
Sus manos empiezan a bajar por mis costados hasta acariciar la parte superior de mis muslos, y vuelve de nuevo hacia mis caderas apretando sus dedos contra mi piel. Andrés suelta un gemido suave cuando me levanto un poco de él y dejo que su erección entre en mi de nuevo. Esta vez soy yo la que suelta un grito al sentirme tan dentro de mí que tengo que tomar una bocanada de aire antes de moverme de nuevo.
- Aria...- susurra con voz ronca.- tienes que irte de aquí.
- Lo haré si vienes conmigo.
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Géminis ♊ ©
Mystery / ThrillerHay caminos en la vida que son realmente difíciles, pero Aria Erwin no tenía ni idea de cuanto. Tras despertar aquella mañana en esa habitación gris, sucia y fría, donde tan solo una ventana llena de barrotes le permite ver la luz del sol, empieza a...