•°•♡•°•♡•°•
Deberías saber que eres hermosa como eres
y no tienes que cambiar nada por tu cuenta.
•°•♡•°•♡•°•
Klaus solo tenía una forma de dar su bendición a la boda de Hayley...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todos los caminos están equivocados cuando no sabes a dónde quieres ir.
William Shakespeare
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ahí estaba ese sentimiento otra vez.
Era imposible decir exactamente cuáles, o cómo, eran los sentimientos que me asaltaban cada vez que Klaus Mikaelson estaba cerca, pero sabía con toda la certeza del mundo que era algo extraño y confuso que me dejaba completamente desorientado.
Como en ese mismo momento. Había sido un gesto impulsivo e involuntario que lo hubiera abrazado. Mi mente estaba inundada de dolor y preocupación por Aiden en su precario estado, razonar era lo último en mi mente y lo único que necesitaba en ese momento era alguien que me hiciera compañía y me dijera que todo estaría bien; que Aiden saldría de esta como siempre lo hacía cuando las cosas se ponían difíciles.
Alguien que me distraiga de mis pensamientos.
Y apareció Klaus, como la última vez que lo necesité, con su aroma embriagador y sus brazos acogedores, dejándome con las manos temblorosas y una extraña sensación de mariposas en el estómago.
La persona a la que debía temer y aborrecer, que debía aterrorizarme como hacía con todo y con todos a su alrededor, era la persona que vino a salvarme de la muerte y el pánico total, en el menor tiempo entre las dos situaciones.
Si eso no era confuso y desconcertante, no sabía qué era.
Estaría feliz de servirte, amor. De todos modos, en realidad.
¿Qué significaba eso de todos modos? Que quiso decir con eso? Lo único que definitivamente sabía era que el pasatiempo favorito de Klaus Mikaelson parecía estar descarrilándome. Esto, de hecho, poco a poco estaba demostrando ser su especialidad; Parecía ser uno de los principales efectos confusos y desconcertantes de Klaus sobre mí.
Fue raro. En mí había una sensación de conocerlo desde hacía mucho tiempo. Era como si no pudiera recordar un momento en que su fuerte presencia en mi vida diaria, y peor aún, en mis pensamientos, no fuera recurrente. Sin embargo, no habían pasado más de unas pocas semanas desde que Klaus había invadido mi vida como un torbellino de emociones encontradas y sentimientos inauditos.
