| AÑO 170 DG |
El mundo es grande y basto. Muchas personas viven en él y todas ellas tienen sus propias emociones y sus propios pensamientos. En su día a día, viven cosas distintas, pero igual de fascinantes y sin dudas desafiantes.
Por eso, mientras en Ciudad República le dan la bienvenida a una muy ilusionada Avatar Korra, en la Nación del Fuego se recibe a un nuevo príncipe.
Tras un parto sumamente doloroso, Natsu ya sostiene entre sus brazos a su hijo apenas nacido. Los últimos enfermeros presentes en la habitación acaban de recoger todos los pañuelos ensangrentados y se retiran por la puerta, con una muy feliz Zaria saliendo tras ellos y con los guardias cerrando el cuarto.
De esta forma, Natsu se queda a solas con su pequeño. Está en su cama, recostada con él en brazos. Le ve abrir muy de vez en cuando sus ojos y no logra evitar que una de sus manos acaricie suavemente su rostro y los pocos cabellos que tiene. Está envuelto en una manta bordó enviada por su familia, pero usarla entristece a Natsu, pues le recuerda cómo ninguno pudo ir ese día.
El nacimiento del pequeño tomó a la Familia Real por sorpresa, ya que ha nacido de forma prematura. Es por esto que ninguno pudo llegar a tiempo. Iroh está en una misión de paz en la Isla Cola de Ballena, mientras que sus padres cumplen con una Visita de Estado a Ba Sing Se. La única que pudo viajar desde el palacio fue su vieja amiga y confidente, Zaria, aunque ella se irá pronto.
Después de que Natsu se exiliara al Palacio Manantial de forma solitaria, impidiendo incluso a Zaria acompañarla, esta obtuvo una labor administrativa en Ciudad Volcán, siendo parte del comité diplomático del Primer Ministro Gael.
Para Zaria ver a Natsu sostener a su propio bebé era una imagen sin igual y que, a decir verdad, aún le costaba creerse. Atrás se había quedado esa chica rebelde y aventurera que ansiaba tanto escapar. Sí, había escapado, pero por el motivo equivocado. Su objetivo inicial era escapar antes de que su vida se viniera abajo, pero había terminado escapando de su familia tras que esto pasara.
A pesar del exilio y la soledad, al menos en ese momento Natsu sonreía. El pequeño en sus brazos era muy tierno y capturaba toda su atención. No podía tener sus pensamientos en ningún otro sitio, en ninguna otra cosa y tampoco en ninguna otra persona... Lo más importante, de ahora en más, era él. Su hijo.
—Utho... —murmura Natsu, despertando la atención de Zaria.
Habían pasado varias horas y pronto sería el momento de dormir. Al día siguiente llegarían los departamentos de prensa del Palacio Real, quienes iban a tomar la foto oficial del recién nacido para esparcirla ante el mundo. Zaria había regresado y estaba sentada en una silla junto a la cama de su amiga.
—Mi familia estará feliz, pero no es por ellos que se llamará así —comenta Natsu, con Zaria tomando de nuevo el viejo libro que había ojeado antes.
Es una enciclopedia con los nombres más populares en la Alta Sociedad de la Nación del Fuego de los últimos 500 años. Utho era uno de ellos, ya que fue el nombre de un Señor del Fuego. Más exactamente, el padre del Señor del Fuego Sozin. El Señor del Fuego Utho había sido un hombre firme y decidido, pero benevolente y que solía expresar a menudo sus emociones.
—Quiero ese mismo balance de personalidad para mi pequeño —dice la princesa, con Zaria sonriendo con cierto nerviosismo—. Ya sé lo que piensas... No dependerá en lo absoluto de su nombre si a este pequeñito de aquí le va bien o mal... —dice Natsu, volviendo a mirar a su hijo en brazos—. Pero... mi madre nombró a mi hermano Iroh para honrar al tío de su padre y porque quería para él el mismo futuro brillante. El mismo poder militar, la misma fama pacificadora y, de ser posible, que supiera hacer té, a diferencia de mi abuelo Zuko —dice la joven, haciendo reír a Zaria—. Yo... entiendo y acepto que mi pequeño deberá enfrentarse a este mundo que cada vez se vuelve más duro y complejo... Pero al menos por ahora me tranquiliza pensar que estará aquí, a salvo, conmigo.
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Avatar. Princesa de Fuego
FanficConoce la historia de Su Alteza Real, la Princesa Natsu de la Nación del Fuego. Un título, un nombre, un lugar... Una condena, una identidad, una prisión. Un deseo de liberación. Una Familia Real que no descansará hasta verla "en su lugar". [TRÍLOGÍ...