Capítulo 7

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Narra Aidan

Mi cuerpo se tensó cuando sus dedos rozaron los míos cuando me quitó la copa. Me sirvió un poco de vino y me miró.

—No te preocupes, _______. Sé lo ocupada que eres. Me aseguraré de que Sophie lo pase muy bien.

—¿Cómo estuvo tu primera semana con Sophie?

—Estuvo bien. Hay algunas cosas de las que quiero hablar contigo.

Ella asintió con la cabeza y me llevó de vuelta a la sala. Tomó asiento en el sillón mientras yo me recostaba en el sofá de cuero.

—Sophie es una niña extremadamente inteligente.

—Por supuesto que ella lo es. Mira quién es su madre.— Dije sonriendo.

Le di una pequeña sonrisa mientras pasaba el dedo por la parte superior de mi vaso.

— Creo que necesitas que la examinen. Ella lee libros que una niña de cinco años no debería saber leer. ¿Sabías que ella podía leer?

—La veo en su habitación con libros, pero asumí que los estaba mirando. En realidad, no que los éste leyendo.

Su falta de interés realmente estaba empezando a irritarme.


—A Sophie le encanta el arte. Le encanta dibujar y me dijo que quería pintar cuadros. Cuando la llevé a la biblioteca el otro día, le preguntó al bibliotecario sobre libros de historia del arte. Parece que tiene una fascinación con los artistas. Sacó libros sobre Van Gough, da Vinci y Monet.

—Extraño para una niña. ¿No te parece? -— preguntó.

—No. Realmente no. Creo que ella necesita expresar sus sentimientos a través del arte.

—Entonces, ¿qué estás sugiriendo, Aidan?

—Creo que Sophie debería estar inscrita en una clase de arte.

—¿Y entendiste todo esto al pasar solo una semana con ella? — Tomó un sorbo de su bebida.

—Cualquiera que se molestara en prestarle atención lo vería. —Me di cuenta de que había sobrepasado mis límites.

—¿Estás insinuando que no le prestó atención a mi hija?

— Ella me dijo que cuando te pide que leas sus cuentos antes de dormir, solo lo haces ocasionalmente porque estás demasiado ocupada.

Se levantó de la silla y cruzó la habitación, mirando por la ventana.

—Como te dije antes, Aidan, soy una mujer muy ocupada.

—Se muere por tu atención, _______ tu atención.

—Amo mucho a mi hija y si insinúas que no, acabas de cruzar una línea conmigo.

—No digo que no la ames. Estoy diciendo que ella necesita que le prestes atención.—Se dio la vuelta y me miró.

— Has estado aquí una semana y ahora crees que sabes todo lo que hay que saber sobre mi hija. Te contraté para cuidarla, no analizarla y, desde luego, no decirme cómo debería criarla. Ahora, si me disculpas, he tenido un largo día y me voy a la cama. Te sugiero que hagas lo mismo.— Dijo y salió de la habitación.

You cɑme to stɑy || Aidɑn GɑllɑgherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora