Capítulo 11

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Narra _______

Caminé hacia el bar y me serví otro vaso de whisky mientras Cameron seguía insistiendo sobre que Aidan cantará en la recaudación de fondos.

—¿Qué demonios está pasando aquí?,— preguntó.

-—¿Qué quieres decir, Cameron?

—¿Por qué estás atendiendo a ese niño?

—Si estás hablando de Sophie, entonces sí. Ella es mi hija y la atenderé todo lo que quiera.

—No estoy hablando de Sophie y lo sabes.

—Estás siendo ridículo, Cameron. Aidan es mi niñero y debes detener esto ahora mismo. Es un buen chico y cuida muy bien a Sophie.—Se acercó a mí y pasó su dedo por mi mejilla.

—Lo siento cariño. Sabes lo celoso que puedo ponerme cuando se trata de ti. ¿Por qué no volvemos a mi casa y pasamos un momento agradable? Compré ropa interior nueva y me muero por mostrarte.

—Por mucho que me gustaría, no puedo. Con Sophie enferma, no quiero dejarla.—La ira consumió sus ojos.

—Aidan está aquí con ella. No necesitas estar. Ella estará bien.

—Dije que no esta noche, Cameron. Fin de la discusión.

Marco regresó a la habitación con una sonrisa en su rostro.

—¿Están ustedes dos teniendo una discusión?

—Creo que Cameron ya se va.

—Lo que sea, _______. Te hablaré mañana.

Agarró su mochila y cuando pasó junto a Marco, se detuvo y lo miró mientras él estaba allí comiendo una galleta.

—Espero que te atores con eso.—
Se marchó y Marco comenzó a reír.

—A ella nuca le gusté.

—Tal vez porque ella sabe que no te gusta.

— ¿Qué es lo que te gusta?—Se rio entre dientes.

Le serví a mi hermano un vaso de whisky y se lo entregué.

—¿Qué estás haciendo con Aidan? Te advertí que te mantuvieras alejado de él.

-— Lo creas o no, hermanita somos amigos.

—Tus intenciones son más que eso.

—Si quieres creer eso, entonces adelante. Pero puedo asegurarte que mientras Aidan fuera de los límites y conozco mis límites.

—¿Y qué fue de que lo llevaras a la recaudación de fondos?

—No querrás que se vaya solo, ¿verdad? Además, ahora el es parte del evento, así que todo está bien. Sé muy bien que Cameron te ahorcaría si lo llevarás tú y secretamente sé que quieres hacerlo.

—El es el niñero de Sophie. No tenía ninguna intención de pedirle que fuera. Él cuida a mi hija y eso es todo. ¿Ahora quién se quedará con Sophie?—Puso los ojos en blanco y suspiró.

—Tienes otra niñera. ¿Quién es esa chica? ¿Francesca? Ella vive dos puertas más abajo.

—Solo los domingos.

—Por favor. Le encantará el dinero extra y las pocas veces que ha estado aquí, ella y Sophie juegan muy bien juntas. Ahora me tengo que ir. Te veré en la mañana. Ah, y por cierto, para calmar tu mente, he conocido a alguien. Se llama Andrew y creo que podría gustarme.

—Entonces, ¿por qué no lo llevas a la recaudación de fondos?

—Porque el saldrá de la ciudad para visitar a su hermana en Arizona. La traeré una noche para que puedas conocerlo.

—Me parece bien, tal vez podríamos tener una cita doble, dije.

—Oh, ¿quieres decir conmigo e Andrew y tú y Aidan.—Él sonrió de lado.

—Porque si te refieres a ti y Cameron, no, gracias. Prefiero no someter a Andrew con el.—Suspiré.

—Sal de aquí. Te veré en la mañana.

Tan pronto como se fue, fui a la habitación de Sophie para ver cómo estaba. Ella estaba profundamente dormida. Aidan había desaparecido poco después de que le pidiéramos que cantará en la recaudación de fondos y deseé que no lo hubiera hecho, pero tuve la impresión de que no estaba tolerando a Cameron. Silenciosamente me reí. Fui a mi habitación, me puse mi pijama y me subí a la cama. Cuando abrí mi computadora portátil y comencé a revisar algunos correos electrónicos, escuché a Sophie gritar. Salté de la cama y para cuando llegué a su habitación, Aidan ya estaba allí, consolándola.

—¿Qué pasa?

Aidan se volvió y me miró mientras sostenía a Sophie contra su pecho.

—Ella dice que le duele mucho el oído. Le daré más Tylenol. Entra al baño y pásame una toallita con agua caliente.

Fui al baño e hice exactamente lo que me pidió. Caminando hacia la cama de Sophie, le di a Aidan la toallita.

—Aquí, Sophie. Colócalo en su oreja. _______, ¿puedes traerme una toalla?

—Por supuesto.

Tomé una toalla limpia del baño y se la entregué. Lo dobló y lo puso sobre la almohada de Sophie con la toallita, diciéndole que apoyara la oreja contra él. Me acerqué al otro lado de la cama y me senté junto a Sophie frotando suavemente su espalda.

—Solo relájate, cariño.

No pude evitar tomar nota del pijama de Aidan. Un pantalón un poco ajustado de seda y una camiseta de mangas algo pegada a juego. Se veía jodidamente sexi.

—Parece que tendré que llevarla a la clínica por la mañana. Después de eso, tienes que llevar a Sophie a una buena pediatra,— dijo.

—Bueno. Desearía saber de uno, pero no lo sé. ¿Por qué no vuelves a la cama? Me quedaré con ella un rato más y me aseguraré de que esté bien.

—¿Estás segura?.

—Si. Ahora ve a descansar.—Le di una pequeña sonrisa.

Se levantó de la cama, y ​​me quedé mirándolo mientras cruzaba la habitación. Tan pronto como measeguré de que Sophie estuviera tranquila y profundamente dormida, volví a mi habitación y no pude evitar pensar, en Aidan.

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You cɑme to stɑy || Aidɑn GɑllɑgherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora