Second first love | 17

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No pudo dormir aquella noche. Sucedió lo que nunca pensó que pasaría, su mente no dejaba de reproducir la imagen de Jake tan cerca de ella. No sabía en qué momento él comenzó a ser dueño de sus pensamientos, pero por primera y última vez lo sería.

No era bueno pensar en él, no tenía motivos, ¿verdad?

Así que llegó a la puerta de su edificio con ojeras de color morado, sus pasos eran lentos y con pereza, no quería ir a la escuela, quería dormir unas horas más.

— ¿Mala noche? — volteó su cuerpo hacía Jake, el cual venía bajando las escaleras. Ella asintió sin mucha ganas, hasta que vió algo detrás de las espaldas del chico.

— ¿Qué es eso? — se acercó con curiosidad al ver una tapa color rosada. Jake dió un paso hacía atrás, para que Eunhwa no pudiera ver lo que escondía. — Vamos, ya ví la puntita.

— Eso suena malditamente mal. — salió un sonidito desde su garganta, como si estuviera aguantando su carcajada. — No te conocía esa parte...

Ella rodó los ojos, invadiendo el espacio personal de Jake se atrevió a quedar muy cerca de él, alzando un poco si rostro observando el objeto detrás de él.

— ¿Qué es lo que traes? — escuchó como él bufó, para después sacar su mano de su escondite y dejar frente a ella una botella de yogurt de fresa. — ¿Y-Yogurt?

Él asintió sin decir nada; — Para tí.

¿Por qué tan de repente tenía estos gestos con ella?

— Supongo que g-gracias. — tomó aquello entre sus manos y le dió una sonrisa. — No había desayunado, esto me saciará por el momento. De verdad, gracias, Jake.

Entonces sucedió.

Algo que nunca pensó hacer, pero que su cuerpo hizo sin antes consultárselo dejando un momento de vergüenza entre los dos. Eunhwa se acercó aún más, colocando todo su peso en las puntas de sus pues para así llegar hasta el rostro de su amigo y dejarle un pequeño beso en la mejilla. Algo que nunca había hecho, tampoco pensaba hacerlo, pero ahí estaba ahora.

Dandole un beso a Jake.

Cuando se separó apartó su mirada de inmediato, no quería escuchar una burla por parte de él, así que comenzó a andar hacía la escuela esperando a que Jake le siguiera detrás, pero no pasó. Cuando estaba en la esquina de la calle se volteó a verle y observó el cuerpo del castaño congelado en el aire, con la mirada perdida y una mano en su mejilla, sobandola.

Para Eunhwa le resultó una vergüenza, pues seguramente Jake se estuviera muriendo de asco, pero la realidad era que, el corazón de Jake había latido con fuerzas. Tanto que no se pudo mover o temía en soltarle toda la verdad a Eunhwa sólo por un simple beso en la mejilla.

Era una cosa de infantes, pero para él era el cielo.

Al llegar al aula Eunhwa trató de sentarse en otro lugar que no fuera cerca de su mejor amigo

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Al llegar al aula Eunhwa trató de sentarse en otro lugar que no fuera cerca de su mejor amigo. Extrañamente, al lugar en el que ella se sentaba, Jake aparecía sin más, lo cual no fue pura casualidad. Jake siguió como perrito a Eunhwa. Aún estaba algo atontado y no pudo soltar alguno de sus chistes en el día.

— ¿Ya no te gusta Jay? — escuchó como una de las compañeras de clase le preguntaban a la rubia. Ella negó sin semblante en su rostro. Ya se consideraba un tema pasado, ya no le importaba ni le dolía hablar de él. — Oh, eso es muy triste, pero no te veo mal así que eso está bien. ¿Ahora no te gusta alguien más? Digo, no es que un clavo saque a otro clavo, pero bueno, ¿Hay alguien que te interese por lo menos?

Ahí es cuando Jake alzó su oreja, pendiente a la respuesta. Pero después cayó en que no diría su nombre, era claro, tampoco lo aceptaría si ese fuera el problema, no frente a sus otras compañeras. Jake conocía perfectamente a Eunhwa, sabía que, si llegaba a sentir algo por él –cosa que cree imposible– le daría vergüenza.

— No quiero pensar en chicos por ahora. — sonrió con algo de pena al no responder lo que sus compañeras querían.

A Jake me gustaba Eunhwa, pero ella no se sentía prepara y/o segura para que otro chico le gustase, él lo entendía perfectamente. Él le esperaría, ya que no tenía nada más que hacer. Su atención era llamaba pro Eunhwa, no por otra chica.

Siguieron la clases con normalidad hasta que llegó la hora del receso. Jake, que había salido al baño y no había entrado para el final de clase, esperó a su amiga en la puerta, ella al verle se asustó.

— ¿Por qué no entraste a clase? No te voy a pasar mis apuntes, por flojo. — El castaño frunció sus labios.

— Eh, no seas mala, ayuda a este humilde campesino. — juntó sus manos, como si estuviera orando. — Ayuda a este pobre ser a pasar el semestre, se va a dar de baja si no. — Eunhwa alzó su ceja, sin decir nada. Entonces Jake se acordó de lo que le había comprado a su amiga, se lo daría a cambio de sus apuntes, sí. — Oh, mira, te compré esto.

Detrás del pequeño cuerpo de Eunhwa, se asomaron sus compañeras, las chismosas.

Jake le extendió unos caramelos, los cuales eran los favoritos de la rubia, pero que, desgraciadamente se acababan con rapidez en la tienda de la escuela. Jake no había ido al baño, si no que había salido a la cafetería para comprarme aquel presente. Al principio no lo compró para que ella le diera sus apuntes, si no que, solamente le nació, pero eso sería raro. Entonces, para no levantar sospechas, sugirió un intercambio.

Eunhwa alzó sus cejas. Este era el según regalo de Jake en el día, ¿Debía de acostumbrarse? ¿Ella también tenía que darle algo?

— Gracias.

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