XI

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Nadir había estado apartado de la Ópera durante las últimas semanas, pues había requerido hacer un viaje junto a su sirviente Darío por petición de Erik; había ido a recoger las exequias de la madre de su amigo, o mejor dicho a buscarlas dado a que el viaje había durado más de unos cuantos días debido a cuán difícil había sido encontrar sus cenizas. El daroga desconocía por qué Erik deseaba los restos de aquella mujer que tanto le había dañado, sin embargo él no era quién para cuestionar a su amigo sobre sus peticiones y deseos, mucho menos referentes a su familia. Había llegado aquel día a la Ópera tras su travesía, y lo primero que había decidido hacer era ir a entregarle la urna a Erik. Había llegado, y mientras descendía había podido oír llanto femenino; supuso Erik finalmente había llevado a Christine con él, pero ella no deseaba aquello... O tal vez sí estaba por voluntad, pero había visto el rostro de Erik y se había largado a llorar. El Persa sólo pudo empezar a preocuparse por Christine, por lo que apuró su paso; fue abismal su sorpresa cuando, frente a él, Christine lloraba sujetando las manos de un moribundo Erik, con su torso desnudo y lleno de paños que suponía eran agua.

-¿Pero qué ha pasado? - La sorpresa no cabía en el rostro de Nadir; ¿Cómo era que Erik había quedado así? podía ver que no llevaba la máscara, algo que le causó un escalofrío; ¿Qué había pasado en las semanas de su ausencia? El Persa rápidamente corrió hacia la joven y la observó, alternando su mirada entre ella y Erik

-Señor Persa... - La esperanza se podía percibir en Christine, aquellas palabras fueron suficientes para que Nadir comprendiera la gravedad de la situación. El hombre rápidamente limpió las lágrimas de la joven y le sonrió amable y dulcemente, tratando de calmarla aunque dentro de sí mismo se hallaba perturbado ante la precaria situación de Erik.

-De aquí en adelante me haré cargo, Christine. Muy buen trabajo, en verdad buen trabajo. - Dijo el de ojos jade apartando cuidadosamente a Christine, quien no pudo hacer más que sentarse en el suelo junto a Erik, no quería dejarlo; se sentía desahuciada ante la pérdida de aquel ser querido, después de todo lo conocía desde su más tierna niñez.

El Persa comenzó a examinar todas las heridas; durante su época como jefe de policía, había visto todo tipo de casos y en muchas ocasiones había tenido que atenderlos, dado a que por su posición también se había entregado a estudiar sobre la medicina y sus propiedades. Lentamente el hombre colocó las cenizas de Madelaine, la madre de Erik, sobre una mesa que allí había y procedió a buscar alcohol en el lugar; cualquier botella de vino, brandy o cualquier licor serviría. Erik no era un bebedor en realidad, pero Nadir sabía que Erik guardaba las botellas que él le regalaba en su guarida para beber con el persa en ocasiones.Tras unos segundos, Nadir encontró una botella de Whisky Escocés que le había regalado, el porcentaje de alcohol en este sería suficiente para desinfectar las heridas y frenar parcialmente la infección.

Erik, dormido, no sintió como su piel ardía ante el toque de los paños bañados en aquel líquido embriagante; tampoco sintió cuando Nadir empezó a suturar las heridas más graves con una aguja e hilo que siempre portaba consigo por si alguna vez era necesario. El Persa continuaba limpiando con esmero aquellas heridas y pensando en qué mezcla darle para poder frenar la infección y aportar a su sistema inmunológico.

-Christine, necesito que subas y vayas al mercado más cercano. Necesito que traigas todo el ajo, cebolla, romero, jengibre, eucalipto y aloe vera que puedas comprar con el dinero que te daré. Sé tan rápida como puedas. - Dijo mientras miraba a la joven y anotaba con velocidad en una de las hojas sepias de Erik, usando también la pluma del enmascarado, aquellos elementos. Rápidamente se la entregó a Christine, metiendola en un sobre sepia junto con 30 francos para la compra. Christine se marchó tan rápido como pudo, Nadir debía quedarse conteniendo la intensa fiebre.

The Point of no Return | Phantom of the OperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora