Madeleine
Se formó una revolución en la sala de profesores cuando todos se enteraron de mi situación y el deseo de dejar mi lugar durante el período de embarazo. Muchas personas hablaron de mí antes, mis colegas mayores , y siempre fue desagradable, pero ahora no me importa.
- Pensé que te estabas divorciando de tu esposo - Me pregunta Elena unas de las profesoras del Liceo
- Ya estoy divorciada
- ¿Sí?.. ¿Y ahora qué? ¿Volverán a estar juntos por el bebé? - curioso.
- No nos llevamos bien - espero que mis respuestas monosilábicas aceleren el final del interrogatorio.
- Dicen que te engañó.
- Sí. Así fue, - Asiento con la cabeza, sin apartar los ojos de la revista. - Él no es el padre del bebé
- ¿Q-qué?... ¿Ya has encontrado a alguien?Fuiste rápida.
- No lo busqué, es mi... viejo amor.
- ¡Muy romantico! - Elena fingió estar feliz por mí. - Te has convertido en otra cosa... Como si estuvieras más viva
- ¿Cómo era antes?
- Sombría, cerrada Y ahora estás toda resplandeciente. Probablemente sea el bebe.
Por supuesto, todo esto se debe al embarazo. Bueno, y por el hombre correcto en mi vida.
- Sí... estoy feliz, - sonrió a la chica, sin dejar de profundizar en las notas.
No tendré que trabajar por algunas semanas más. Sólo un par de días hasta que encuentren un reemplazo para mí. Ya llamé a Alexander y le informé alegremente al respecto. Quedamos en encontrarnos después del trabajo para irnos a casa.
Los días siguientes transcurrieron notablemente bien a pesar de las constantes náuseas. El médico me recetó algo.
- ¿No puedes faltar hoy? —pregunta Alexander, que no quiere abrirme la puerta. - estas pálida...
- Este es el último día. Tengo que hacerlo, le sonrío. - Me siento muy bien. Sólo hay dos conferencias hoy, iré y luego llegaré a casa, abre la puerta llego tarde Alexander
- Tengo un mal presentimiento...
- ¿Tienes una premonición? Tú no crees en nada de esto.
- Ahora creo. Llámalos y diles que tienes que ir al hospital - insiste. - Qué te sientes mal
- Pero eso no es cierto. Y también quiero despedirme de los chicos. Necesito arreglar unos horarios con el trabajo en casa. Prometiste que lo harías.
- Lo prometí, sí... - Él frunció el ceño. - Está bien, adelante - abriendo la puerta a regañadientes.
- ¡Te amo! Lo beso y me apresuro a enrollar la bufanda alrededor de su cuello.
- Llámame en media hora.
- Por supuesto - tiro de la manija y salgo.
- Yo también te amo - lo escucho decir antes de que pueda cerrar la puerta detrás de mí.
Le tiro un beso y me apresuro a correr hacia el edificio.
Me dirigí a la última clase con tristeza. Me entristeció darme cuenta de que tendría que dejar a estos muchachos. Estarán fuera cuando regrese.
Y este estado en sí... Las hormonas se dispararon, las náuseas terminaron. Pero traté de no pensar en ello.
Ahora quería terminar la conferencia lo antes posible e irme a casa. Quiero un sofá. Recuéstese y relájese todo el día. Beber algo frío para que no me sienta mal. Y también que estaba al lado de Ivanna.
ESTÁS LEYENDO
Mamá para su hija© { ✓}
Altele{COMPLETO} - ¿Eres mi mamá? - la niña, con la cara de un ángel, parecía como si estuviera esperando un milagro - No, cariño... Solo tengo mucho frío. Necesito llamar a mi hermana, hay algun adulto? - Las manos me tiemblan, los dientes castañetean...