Capitulo 38

11.8K 825 28
                                    

Madeleine

¿Sucio secreto?... Es que estoy tan emocionada en este momento que estoy lista para expresarme groseramente.

- ¿Qué sucio secreto?

Por supuesto, no puede imaginar que yo pueda llegar al fondo de la verdad. Para él, sigo siendo la misma niña, Madeleine , cuyo cerebro diminuto ni siquiera tiene un pensamiento para comprobar algo. Después de todo, dijo que me ama, me dio un anillo, en su opinión, debería haber sido suficiente para que me quedara tranquila y siguiera mirando todo a través de lentes color de rosa.

- Ya sabes, Alexander - le digo. - Me enteré de todo...

- Si, sabia que te enterarías

¿Se está burlando o lo está confirmando?

- Sí, me enteré.

- Bien hecho - Alexander asiente , sin apartar la vista de la carretera. - Pero no se suponía que lo supieras.

¡Así qué es cierto!

Cubro mis párpados. Estoy empezando a temblar.

- ¿Eso es todo lo que puedes decir? ¡¿Qué no lo debería saber?!

- No te concierne - respondió, mirándome brevemente.

- Tú... ¿Hablas en serio? - lo miró fijamente, abriendo mucho los ojos en estado de shock.

- Sí, en serio - siseó Alexander

No puedo creer que se haya atrevido a actuar así. ¡Él no lo siente en absoluto! ¡Solo se arrepiente de lo que descubrí!

- Tú... tú...

- Bueno, habla más alto. ¿Yo que?

- ¡Ninguna cosa! Ella alzó la voz y apartó la cara.

No puedo verlo.

- No, debes armar teatros por semejante tontería

- ¡¿Tonterías?! ¡Esto no es una tontería! ¡Me mentiste!

- Simplemente no te lo dije.

- ¿Pensaste que nunca lo sabría?

Alexander no dijo nada, pero acelero la velocidad. Bueno, supongo que quiere que hablemos en casa.

Tan pronto como entramos en la casa, Alexander me agarró y puso mi espalda contra las puertas del armario. Mirándome como si todo fuera mi culpa. Como si no tuviera derecho a meter la nariz en eso. Está realmente enojado.

- ¡Déjame ir!

- ¡Mírame!

- ¡No quiero! - Las lágrimas acumuladas brotaron de mis ojos.

- ¿Entonces así es como decidiste comportarte? ¿Ofendida y dolida?! ¡Lo hice por nosotros!- Apretó mis hombros con sus manos. - ¿No se te pasó por la cabeza?

- ¿Pensabas que no me iba a sentir defectuosa y no tendría que pensar en la ausencia de nuestros hijos?

- ¿Qué? - Alexander torció el rostro. - ¿De qué se trata esto?

- ¡¿Y pensaste que no notaría nada?! ¿Incluso con el tiempo?... No soy tan idiota, Alexander, como te gustaría que fuera.

respira hondo, tratando de calmarse. Afloja el agarre en mis hombros.

- Tu ex no quería divorciarse de ti. Y no quería que se fueras más su esposa ni por un día. Le ofrecí dinero y aceptó.

- ¿Q-qué...? - Abro la boca.

Mamá para su hija© { ✓}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora