CAPÍTULO SEIS: EMPATÍA

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Estaba tumbada rodeada de paredes blancas. No sabía dónde estaba, pero mis músculos pesaban y no era capaz de moverme. Me asomé un poco, y pude ver como mis manos estaban atadas a la superficie de la camilla, y mi brazo estaba lleno de cables que contenían líquidos de todos los colores posibles.

Era realmente doloroso . La verdad , no sabía lo que llevaban esos líquidos , pero sentir como entraban en mi organismo no era nada agradable.

De repente , escuché unas voces graves hablar al otro lado de la habitación . Ahí estaban dos adultos cuyos rostros se me hacían conocidos . Empezaron a hablar en ruso y me señalaron . En ese momento , ambos y se acercaron y empezaron a tocar las máquinas que rodeaban la camilla , metiendo nuevos de líquidos en la vía .

Un rato más tarde, me bajaron bruscamente de la camilla. No era capaz de mantenerme de pie, no sentía las piernas y estaba realmente débil. Me encontraba muy mal, mi cabeza daba vueltas y sentí un mareo terrible. Me arrastraron por un pasillo frío similar al de un hospital, y me llevaron a una sala donde me pusieron una camisa de fuerza.

Empecé a gritar como nunca. Sentía que mi garganta se desgarraba lentamente con cada grito que salía de mi boca. En consecuencia, uno de los hombres que me habían insertado los líquidos entró con lo que parecía ser un palo y comenzó a pegarme. No sé como, pero el hombre salió disparado hacia el otro lado en el de habitación, chocando bruscamente contra la pared. Lo último que recuerdo, era un charco de sangre alrededor del cuerpo del hombre.

A la mañana siguiente, me desperté sobresaltada. Pensaba encontrarme en mi habitación, pero en ese momento me acordé de la noche anterior.

-¡Sabía que tenían algo, John! ¡Lo sabía! - decía la voz de la Señora Hudson.

-Sherlock. Levanta. - dije intentando quitármelo de encima. - ¡Sherlock!

Este se despertó sobresaltado, y cuando vio la situación se levantó rápidamente de la cama. En ese momento, entraron John y la señora Hudson con una sonrisa en la cara.

-Puedo explicarlo, estaba drogado. - intenté excusarme. Sherlock estaba rojo como un tomate.

...

Tras la discusión de Sherlock y Mycroft durante el desayuno por las fotos de Irene Adler, me vestí y salí para comprar los regalos de todos para la fiesta de Navidad. Estaba realmente entusiasmada. Había convencido a Mycroft para que viniese a la fiesta, me había costado lo suyo, pero al final accedió.

A John le compré unos jerseys y unos libros que comentó que le interesaban, a la Señora Hudson un juego de té y un vestido. A Molly otro bonito vestido con unos pendientes, a Lestrade un reloj y un bolso de trabajo nuevo, a Mycroft un paraguas y otro reloj, y finalmente a Sherlock un nuevo set de química y un estuche nuevo para su violín.

Después pensé en Moriarty. ¿Le regalo algo?

Estaba muy segura de que él me compraría algo, por lo que le compré unos gemelos nuevos y un colgante con una manzana. (Teníamos una historia en el internado con una manzana.) No sabía si le gustaría, pero quería pedirle perdón de alguna forma.

Llegué al apartamento muy alegre. Estaba lleno de decoraciones navideñas y olía muy bien por la comida que preparaba la señora Hudson. Subí a mi habitación y me puse un bonito vestido rojo con unos tacones bajos, recogí mi pelo en un moño sencillo y me maquillé suavemente. Cuando salí, Sherlock se encontraba tocando canciones navideñas en el violín delante de la señora Hudson, John, la novia de John y Lestrade.

-Qué bonito. - dije apoyada en el marco de la puerta. Todos se giraron a verme.

-¡Mírate! ¡Estás preciosa! - dijo la señora Hudson levantándose de su asiento y acercándose a mi.

SECRETS - SHERLOCK BBCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora