El pozo

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Desfibrilame el alma, por favor. Drena mis lagunas de vacío existencial y dame tu esencia oscura, que es lo que necesito. Y no hay cuerda que de un tirón a la realidad me traiga de vuelta. Y no hay uña que resista la fricción de las paredes del pozo en el que caigo. Es sensación de automaticidad total que invade mis neuronas y secuestra sus sinapsis, viajando a la velocidad del trueno. Restando mis opciones de dar un volantazo. Diezmando mis posibilidades de controlarme y no crear odio y amargura. De evitar lo inevitable, lo innombrable, lo futuramente imborrable de mi seso. En el canto de la moneda que tu lanzas deseoso viajan mis fuerzas de contenerme. Como una granada mal hecha que explota antes de lo esperado, como un arma que se encasquilla ante el peor de los desenlaces. Como el escupitajo hacia el enemigo que vuelve hacia uno a causa del viento. Como si todo esto me importase. Como si algo me quedase. Solo sé que aquí estaré, dejando que el tiempo pase..

Mecánica melancolía mediáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora