Me consumo tan despacio que ya no discierno si esos chasquidos son fruto de la combustión de mis entrañas o nacen en mis entumecidos huesos que marchan penitentemente al compás de la soledad. Y me pregunto si hay algo al otro lado, si existe otro lago de agua fría, otro bosque de aire fresco, un respiro, una pausa, una salida, un susurro. Ya comienza a dibujarse un arco de sangre en mis tobillos de arrastrar las cadenas de ese algo que no se que es pero me ahoga, cada pensamiento, cada gana y cada ánimo, cada idea. Oxígeno parece ser de lo que menos hay en este aire, cansado, pesado, cargado de desolación que inunda mis pulmones causándome este insoportable dolor de pecho. Cuando te encuentras con el agua al cuello pero con falta de sed, es morir o empezar a beber, no hay alternativa, y así día tras día, ya estoy cansado joder.
