Doble realidad

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Muecas de oquedad y desazón se rasgan en mi rostro al ser consciente de que día a día nada parece cambiar, pero basta con mirar atrás para percatarse de que nada es lo que era. Falsas promesas rotas en dos, quemadas por culpa de malas decisiones. Gente que no está, gente que me echó de su vida como quien saca la basura los domingos. Si cierro los ojos y dejo la mente en blanco me invade un inmenso grito mudo y vacío que me taladra las paredes del cráneo en recuerdo de todo lo sucedido, de todos los litros ingeridos de agua que nunca bebería y de todas las cosas que jamás creía que sería capaz de hacer pero que ahora me acechan en cada esquina, en cada rincón de la habitación y en cada silencio incómodo en el hilo de conversación con alguien que sabe tanto de mí como dejo ver, pero la realidad es que nadie sabe que se oculta tras esta fachada de fortaleza, bajo este caparazón de orgullo y confianza.

Mecánica melancolía mediáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora