En el filo de la navaja

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Y es que siempre el mismo juego. Las mismas caras, el mismo tablero. Perseguir una y otra vez eso que no tuve, eso que añoro y que jamás mantuve. Ya sea tranquilidad, felicidad, dinero... Vivir en una constante búsqueda de una substancia que por fin pueda llenar de luz mi cuerpo inerte es agotador. Como la gota que repiquetea tu desague mientras intentas transformarte a las ánimas de los sueños. Como el cuervo que te saca los ojos tras haberlo querido y alimentado. Como el amigo que era fiel, y te apuñala. Ese sabor a sangre bajo el paladar y ese nudo en la garganta, ese ardor en el pecho y esa nausa en el estomago. Esa ira que me guía cuando explota la bestia, y no hay quien la pare. Ni tu, ni yo, ni la lengua mordida ni las marcas en las paredes. A sangre fría, oídos sordos, a mente en blanco, nudillos rotos.

Mecánica melancolía mediáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora