Me escribo un cacho en el bus mirando al techo, con dolor de pecho refelxiono sobre lo dicho y lo que no tacho. Tabla rota, zapas negras, con los cascos en mi onda, que se nota cuando ganas y es por pose no por gusto. Echar la vista atrás solía doler, pero ahora lo que duele es la incertidumbre del futuro joder, no se que coño debo hacer, y entre madurar y crecer aparece el beber y el fumar, más tarde el patinar y el escribir. Un clavo no saca todas las puntas oxidadas pero nuevas aficiones sustituyen las costumbres olvidadas, ahi se quedan cogiendo polvo en la estanteria, pensando donde estaba Dios en esas horas bajas, pero si yo no creo menuda tontería, pensando que la muerte acarició mi espalda, pensando entre caladas que la quería.
