Brisa enlutada viene y va entre cabezas desamuebladas. Sopla caliente la ira racheada. Risa cascada, llanto en catarata. Entre odio lodo y riego subcutáneo escarlata, relata lo vivido, lo pisado y lo perdido y no logrado. Ente de tormentosas nubes, de cielo contemporáneo, de gris marmóreo sopesar, entre tanto divagar el pasillo se despunta y perfora los pulmones, a trompicones sin razones, se cala la vida y escala en el pozo su huida de los nubarrones, con plomo en los riñones siempre cuesta trepar. Eterno esquivo de la vivencia se fatiga y se castiga sin darse beneficencia, aunque evidencia, que no puede zafarse de la existencia, acelera su pulso galopando la demencia, pero nunca consigue escaparse de las lágrimas.