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Capítulo tres

Para Lily, no fue una novedad el hecho de que James no quisiera dormir aquel día con ella. Ya estaba acostumbrada a que el auror durmiera en la habitación de invitados cuando estaba suficientemente cansado o, cuando se adentraba a la habitación de Severus. Lily, no quería descubrir cuál de aquellas opciones escogería James aquella noche.

No se amargaría, dormiría tranquilamente, contenta de tener su hijo en casa y planeando visitar la próxima semana a sus padres y a su hermana Petunia. Incluso, pensó terminar una especialización de Medimagia sobre maldiciones y enfermedades especiales para así volver a iniciar sus labores en San Mungo como medimago.

La pelirroja respiró profundo y, en cuestión de minutos se durmió.

James, por otra parte, se adentró en la habitación de Severus, como amo y señor y esta. El pocionista observó a su marido subir a la cama y, sin mediar palabras se recostaba a su lado—¿Qué haces aquí? —Pregunto viéndolo fijamente.

—Quiero pasar la noche junto a mi esposo ¿Está mal eso? —preguntó el auror viéndole a los ojos.

—D-dijiste que... buscarías un lugar—Le recordó, cerrando el libro que leía—¿Tu acaso no piensas, ¿verdad?

—Severus, eres un tonto. Ese será nuestra celebración, hoy solo quiero estar junto a ti ¿está mal eso, mi príncipe? —Le pregunto.

Severus suspiró largamente, pidiendo paciencia al mundo y así mismo para no cometer un par de locuras. Apago la luz de la mesita de noche y se recostó, dándole la espalda a James.

El auror deslizó uno de sus brazos, apretando su cintura y besando su cuello—¿Por qué siempre estás molesto conmigo? No recuerdo haber hecho nada malo.

—James...—el pelinegro susurro su nombre con una especie de súplica cansada—Hablamos de esto, todos los putos días. Vivimos bajo el mismo techo junto a tu hijo y a Lily ¿No te parece...? —Se volteo, para verle el rostro—¿Extraño? ¿Incómodo? ¿No es una locura para ti?

—No soy la primera que lo hace, conozco muchos casos parecidos al nuestro—Replicó el auror, deslizando su brazo ahora por el rostro del pocionista—Pero, tu eres el único que no ha querido darle un pare a esto, te he dicho que puedo deshacerme de Lily.

Severus tragó ruidosamente—¿Y... a qué te refieres con d-deshacerte de ella? —preguntó con cierto temor.

James soltó una risita que lo erizo—Bueno...—Susurro—Depende de lo que tu quieras que yo haga con ella. Yo solo seguiré tus ordenes, así como tú sigues las mías ¿Qué quieres que haga con Lily?

El pocionista guardó silencio, las caricias de James le hicieron temblar, tal vez, por el miedo de las palabras de este mismo—Y-yo. no lo se, no creo que esta situación sea justa para ella, Lily en verdad te quiere y, b-bueno, Harry, eres su padre.

El auror resoplo—Ese niño—Repitió—Tuve que estar bastante borracho para follarme a la sangre sucia—Se burló.

—No le digas así—el estómago de Severus se retorció—No es la forma adecuada de referirse a la madre de tu hijo.

—Lo que cometí con Lily, solo fue un error—Le recordó—Harry fue un error Y mi boda con Lily también lo fue. Acepte casarme con ella solo por su "honor" y por mis padres, sabes que el único en mi vida, serás tú.

Severus guardó silencio nuevamente, sin saber si asentir o negar a sus palabras. Decidió finalmente observar hacia arriba mientras sentía como James le hacía acurrucarse aún más a él.

—He comprado un apartamento pequeño para Lily en Diagon, una vez que Harry inicie su séptimo año, le pediré el divorcio y, tal vez, le entregue una pequeña ayuda monetaria. Aunque, ella es capaz de solventar sus gastos por sí sola—Le comento—Así, podríamos llevar la fiesta en paz.

Sumisión ForzadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora