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Capítulo cuatro

James bostezo fuertemente cuando despertó, al ladear su rostro, encontró el de su esposo dormido. El auror beso la mejilla del pálido y, bajo de la cama, la ropa de ambos se hallaba tirada sin orden alguno en el suelo de la habitación. James se adentro al baño, y lavo sus dientes, había un cepillo extra en la habitación de Severus, y luego de eso dejó el agua caer sobre su cuerpo.

Su cuerpo se sentía relajado, ciertamente el estrés de las últimas semanas y la acumulación de su deseo hacia Severus había hecho grandes estragos, aunque por suerte su esposo se había dejado llevar por el deseo. Amaba a Severus con locura, amaba verlo sobre él, y lo adoraba aún más cuando le escuchaba decir cuando le amaba.

Al salir, seco su cuerpo, aunque en el espejo observo los raguños proporcionados por las uñas de Severus en su espalda—Oh...—James rio, se coloco una franelilla de color blanco que dejaba ver un tanto las marcas y unos boxer y pantaloneta de color gris—Severus...—el auror tomo asiento en la orilla de la cama—Severus es hora de desayunar.

El gruñido por parte del pelinegro hizo sonreír a James. El auror beso la frente de su esposo, dejándolo descansar aún más y, abrió la puerta para salir de la habitación.

—Oh, buenos días, Harry—Saludo cuando su hijo abrió la puerta de la habitación que le correspondía.

—Buenos días, papá—Harry devolvió el saludo con rapidez, y le observo caminar por el pasillo hasta bajar las escaleras al primer piso. Para el Gryffindor no era la primera vez que le sucedía tal cosa. Al menos ya era algo "normal", se había topado muchas veces con esa situación, ver a su padre salir de la habitación de Severus significa que ambos habían pasado la noche juntos.

El joven suspiró y decidió bajar al primer piso e ir directamente a la cocina, en donde su madre seguramente estaba preparando el desayuno. Cuando entró, su padre ya se hallaba sentado en la pequeña mesa de cuatro asientos.

—Buenos días, mamá—Susurro.

—¡Buenos días! —Lily le sonrió a su hijo y beso su mejilla—¿Qué tal dormiste cariño? He preparado tu desayuno favorito—Le comento—Waffles, huevos fritos y salchicha.

—Gracias, mama—Harry tomó asiento frente a su padre, quien bebía un té.

Ambos se observaron a los ojos, y luego apartaron la mirada. Mientras estaban juntos, nunca había un tema de conversación del cual hablar. Y no era como si a su padre le interesara hablar con él. Así que ya estaba acostumbrado a eso.

—¿Severus sigue durmiendo? —preguntó Lily mientras servía el desayuno de su esposo y de su hijo—Es raro que se despierte tarde, Harry ve a llamarlo.

—Déjalo—Ordenó James antes que el chico siquiera pensara en ponerse de pie—Si quiere dormir hasta tarde es por algo.

Lily se mordió los labios y asintió, sirvió a James y Harry y, finalmente se sirvió a sí misma. El desayuno estaba riquísimo, Lily era una buena cocinera era lo único que James le podía halagar.

La pelirroja bebió algo del jugo de naranja y observó a su esposo. Una línea rojiza en el cuello de James llamó su atención, entonces descubrió otra más que parecía perderse en sus hombros y espalda, la cual estaba oculta por la tela de la franela. Lily sintió su estómago revolverse, aun así se obligó a comer.

—Estaba pensando en salir y dar paseo—Comento, queriendo hacer una actividad en familia y aprovechando la ausencia de Severus aquella mañana que, seguramente había sido generada por James. Lily no trató de pensar en eso—Podíamos ir los tres...

—Buenos días—Un bostezo por parte de Severus interrumpió sin malicia alguna a Lily—Se me pegaron las sábanas

James soltó una risita y, le observó entrar y peinar su cabellera hacia atrás—Buenos días, Sev.

Sumisión ForzadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora