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Severus fue capaz de percibir la poca sinceridad en las palabras de Lily, aún así, trató de darle el beneficio de la duda. Sabía que la mujer le odiaba de una forma que incluso para él era inexplicable, no entendía por qué Lily le hacía receptor de su odio. El jamás había hecho algo contra ella, incluso acepto vivir en poligamia con ella y James.

—Lily—Le saludo con un asentimiento—Me alegra verte.

La mujer resopló con burla—¿En realidad lo estás o solo es burla por tu parte? Me imagino que estás muy contento de cómo las cosas han resultado a tu favor.

Harry tembló—Pensé que habías venido a disculparme.

—¿Disculparme?—Repitió la mujer pelirroja, sin apartar la vista del Slytherin—¿Por qué debería disculparme con esta zorra quita maridos? Me ha quitado el amor de tu padre y ahora, también a ti.

Harry negó, sintiendo como el dolor recorría su pecho, fue un estúpido al pensar que su madre había dejado aquella rabia irrazonable atrás—Severus no tiene la culpa de nada.

—¿No?—Repitió furiosa mujer de ojos verdes.

—¡Basta, mamá!—Harry se acercó a la mujer, empujándola para alejarla de Severus—No entiendo por qué sigues empeñada en culpar a Severus de algo, en dónde la única culpable eres tú ¡Tu fuiste quien se metió en la relación que papá y él tenían!

—Cierra la boca—Siseó Lily furiosa—Todos estos años me esforcé, me sacrifique, hice hasta lo imposible para ser la esposa que James se merecía ¿Y tu qué hiciste, Severus? ¡Nada! Solo pedirle el divorcio a James, una y otra vez.

Severus pareció respirar profundo, no queriendo se llevar por la molestia que comenzaba a surgir en él—Si le pedí el divorcio a James, era para que tuvieras el camino libre con él, pero, no soy yo quien toma las decisiones, Lily, creo que te olvidas que James es quien me tiene liberar.

Lily tembló, como sin aceptar ninguna de las palabras del pocionista, cegada por su propias palabras—Vale, querías dejarme el camino libre, pero al final, no ha pasado mucho de mi divorcio con James y te has embarazado ¡No eres más que pila de mierda y mentiras!

—Creo que es mejor que te vayas, mamá—Harry empujó a la pelirroja nuevamente, está ve con ferocidad—Lárgate antes de que se me ocurra contarle a papá.

Los ojos de Lily se posaron furiosos sobre el rostro de su hijo—Eres un traidor, maldita sea Harry ¡Todos estos años! ¡También me he sacrificado por ti, y me pagas con la misma moneda que tu padre!

—Lily…—Severus suspiró—Te estás comportando como una estúpida ¿No solo descargas tu rabia conmigo, si no, que también con Harry? Eres una mujer inteligente, brillante, es absurdo que…

—¡Cállate!—Grito la Gryffindor—No eres especial, nunca lo serás ¡No entiendo que vio James en ti! Solo eres un maldito bueno para nada, que ni sus padres querían.

Harry observó a Severus tensarse, aquellas palabras habían golpeado una fibra sensible en el pocionista, sabía la difícil vida familiar que había tenido su padrastro, y la violencia de la que había sido receptor.

—Entonces, no entiendo por qué estás aquí, humillándote por el amor de un hombre al que siempre le has dado asco, Lily—Los ojos negros de Severus le perforaron con una mirada fría—Si yo no soy especial, entonces.. ¿Que tú eres? Tal vez ni siquiera una plasta de mierda, por qué a eso, al menos, se le tiene que hacer caso.

La pelirroja tembló, dio unos paso había Severus pero Harry se interpuso.

—Papá nunca te ha amado, mamá ¿Por qué no lo entiendes? ¿Por qué te empeñas en aferrarte a él, cuando no te ama?—Pregunto el chico, haciendo ver su molestia.

Lily tembló, sus manos picaron con ganas de sacar su varita—Te vas arrepentir, te vas arrepentir, Severus—Juro la mujer de cabellos rojos, mirándole fijamente—Te lo juro. Me imagino que te sientes muy orgulloso del bastardo que llevas dentro ¿No es así?

—No hables de esa forma de mi hermano—Harry le empujó con más fuerza, casi haciendo tropezar a la mujer.

Lily soltó una risita observando a su hijo—Pero si solo digo la verdad, ese niño, lo es, un maldito bastardo, que mala suerte para él, tener a Severus cómo padre, nunca supo que es tener una familia, un madre que nunca le hizo caso, y padre que definitivamente no lo veía como un hijo.

—Es mejor que te calles, Lily—Severus no quería alterarse, eso era lo que estaba buscando la mujer.—No voy a desgastarme en hablarte, no estás en tus malditos sentidos.

—¿Qué? ¿No quieres recordar tu deprimente vida? Debería darle asco a James tocarte—Se burló con bastante diversión—Tobías Snape,  vamos sé que tú padre intento divertirse más de una vez contigo ¿No es así?, con tu madre muerta no había impedimento para que el pudiera tocarte. O quien sabe  tal vez lo logro y nunca lo contaste.

Harry no lo soporto, enterró sus uñas en el brazo de la mujer, arrastrándola hasta la chimenea—Lárgate.

—¡Quítate!—Grito la pelirroja—No he terminado de hablar con está perra. ¡No mereces nada de lo que tienes! ¡Ni siquiera mereces tener el privilegio de tener un hijo!

—La única perra aquí, eres tu, Evans—Escupió con rabia el de lentes, la empujó dentro la chimenea—Te arrepentirás .

Lily observó con ojos resentidos a su hijo—Eres un maldito, al igual tu padre.

La mujer desapareció entre las llamas verdes en solo cuestión de segundos, dejándolos solos, Harry se sintió estúpido, realmente había creído que…

—S-severus, yo…—se volteo al de cabellos negros y largó—Realmente pensé que ella estaba siendo…

El hombre de piel pálida trato de sonreírle pero solo se formó una mueca en sus labios—Yo… está bien, no ha sido tu culpa.—Severus respiró profundamente.

Harry observó los ojos negros, parecían nublados, perturbados, se preguntó si Severus estaba siendo torturado por los recuerdos que su madre había traído a colación, se acercó al hombre y estiró su brazo tratando de agarrarle pero Severus dio un brincó, apartándose—¿S-severus?

Los labios de Severus temblaron—Oh, yo, lo siento—el pálido respiró ruidosamente—Creo que dormiré un poco.

—¿Quieres que le diga al elfo que te lleve algo de te?—Pregunto algo nervioso por su actitud.

El pocionista no respondió, solo se dio media vuelta y salió del recibidor, subiendo las escaleras a paso lento.

Harry ahogó un grito de rabia y tomó asiento en un sillón. Sus ojos se nublaron por la rabia y las lágrimas.

—Te arrepentirás—Susurro el chico—Lo juró.






Sumisión ForzadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora