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Severus soltó una risita al observar el enorme lago frente a él. Ciertamente el lugar al que había llegado era conocido, la pequeña cabaña en la que había disfrutado una de sus primeras vacaciones en libertad y bajo la tutoría de los señores Potter. Momentos que merecían ser recordados.

—No recuerdo cuándo fue la última vez que estuvimos aquí.

—Han pasado unos diez años, creo, antes que Harry recibiera su carta de Hogwarts—Recordó James, deslizando sus brazos sobre la cintura del más pálido—Es un lugar que, siendo sincero, solo me gusta que disfrutemos nosotros dos.

Severus se volteo sin romper el agarre de su esposo sobre su cuerpo—Tenías razón, este fue mi lugar favorito, bueno aún lo sigue siendo.

James soltó una risita, busco los labios de su esposo y, con satisfacción los encontró. Sus labios y lenguas danzaron con suavidad de una boca a la otra—Te amo.

—James…—Severus suspiró, deslizando sus brazos sobre los hombros del auror—También te amo.

El auror sonrió satisfecho, le abrazó con fuerza—Eso es suficiente para mí, te amare todo la vida, Severus.

—Mas te vale, aunque esta es una zona bastante grande para enterrar tu cuerpo.

El auror río nuevamente y buscó una de las manos de su esposo, entrelazaron sus dedos y regresaron a la pequeña cabaña en la que disfrutarán aquella semana—Tu puedes hacerme lo que tú quieras.

Severus se mordió los labios, al entrar, empujó a James sobre un pequeño sillón y tomó asiento sobre su regazo—Define.. “Lo que querías”—Susurro, con sus dedos rápidamente desabotono la camisa del auror, dejando al descubierto sus pecho.

James hizo lo mismo, aunque sin mucha delicadeza, rompió con botones de las caminas al jalar de este sin ceremonia alguna—Severus…—susurro—Lo que quieras, significa que…

—Yo soy tu dueño—Snape bajó del regazo de su marido, la erección en el pantalón de James era notoria. El pocionista desabrochó su pantalón y dejó caer estos junto a su ropa interior dejando al descubierto aquellas esbeltas y pálidas piernas

James gimoteo, intentó desabrocharse el pantalón con la misma rapidez que lo había hecho su amante, y al hacerlo su miembro se alzó como una flecha apuntando una sola dirección.

Severus subió al regazo de su marido. Susurrando un hechizo que los ayudaría con aquel proceso, Severus sintió su interior humedecido y pegajoso—¿Ansioso?

—Mucho...—James se hundió en el sillón, suspiro cuando Severus sostuvo su miembro y lo masturbó levemente hasta llevar la punta hasta su cálida entrada. —S-Severus..

El de cabello largo empujó hacia abajo, las dos enormes manos de James sostuvieron su cintura, ayudándole también en el difícil pero placentero momento de penetración.

El miembro se deslizó centímetro a centímetro hasta tocar fondo.

—¿Recuerdas la primera vez que hicimos esto?—James beso el cuello de Severus sin dejar de sostener su cintura—Lo hicimos en el baño de prefectos.

—Hacerlo en esa enorme tina fue tan..—Severus se restregó, haciendo gruñir a su marido—Tan bueno.

—Si…—El auror jadeo—Te follare hoy de la misma manera que hace veinte años atrás.

Severus estuvo a punto de caerse cuando James le sostuvo para colocarse de pie. Los piernas del pocionista aprisionaron la cintura del auror y sus brazos se aferraron a su espalda para no caer—¿Q-que está haciendo?

—Follarte.

Severus sintió que el miembro de James salió y entró con gran fuerza, haciéndolo temblar sobre su inestable posición. Se sintió un tanto avergonzado pero, el placer era imposible pelear contra él.

—N-nos vamos a caer ¡J-james!—Severus mordió el hombro de su esposo. Las penetraciones eran lentas pero profundas. Podía sentir a James tocar fondo y hacer maravillas con solo ese toque. Su zona sensible ya estaba memorizada en James.

El auror beso con desesperación los labios de su pálido esposo y, a pesar de los nervios de Snape por la posición, se dejó llevar y sus suspiros eran tan excitantes que James sabía que su trabajo lo estaba haciendo bien.

Un par de pasos hacia atrás y otros hacia adelante, le hicieron ver a James que debía adquirir una nueva forma de follarse a su esposo. Por suerte, una pequeña mesa estaba cerca de ellos así que, con cuidado deslizó su miembro hacia fuera e hizo sentar a Severus sobre este.

—J-joder, James…—Severus acarició el musculoso pecho del de lentes—Estas loco.

—Solo por ti—Susurro sin dejar de ver el rostro de Snape—Tus ojos, tus labios, tu cuerpo, tu alma.. me pertenecen, Severus, son mías, mías. Eres mío.

Snape bajó su mano, acariciando el humedecido miembro de su marido, el pocionista escuchó sus suspiros, la erección de James era monstruosa y en busca de una alivió.

—Ven..—Severus se acomodo sobre la mesa, abriendo sus piernas e inclinándose un tanto hacia atrás. La entrada sonrosada y humedecida era lo que necesitaba James en ese momento—Córrete aquí.

James penetró sin ceremonia alguna a su pareja. Severus grito tan fuerte que, algunas aves en los árboles cercanos revolotearon, huyendo de lo que parecía ser peligroso.

El golpe de ambas carnes al juntarse aumentó el calor entre ambos adultos. Era tan maravilloso, exquisito, insano y delirante.

Era solo el requisito para enloquecer, morir y vivir. El placer solo era uno de los sentidos más creados por la vida.

—¡A-ah!—Severus se contrajo levemente, arqueando su cuerpo al sentir como era sometido, su mano no dejó de acariciar su propio miembro en busca de más placer—J-james.. M-mas fuerte, p-por favor.

¿Por qué escuchar las súplicas de Severus parecían ser más placenteras que el mismo sexo?

James estaba seguro que aquello dejaría marca. Su descontrol se apoderó de su cuerpo, haciendo perder su razón.

El rechinido de la mesa dejó de importarle a Severus mientras se concentraba en su propio placer. Su marido le estaba follando tan bien... tan... rico.

—¡A-ah! ¡Ah! ¡J-James!—Severus rasguñó sin intención alguna el rostro de su esposo, el placer era enorme que, le hacía cometer locuras al no saber cómo aguantarlo—P-por favor.. yo.. yo.. ya.. no puedo.. ¡James!

El auror se detuvo, golpeó el interior de Severus, hasta el fondo, escurriendo cada gota de su semen dentro de este. La estrechez de Severus era tan deliciosa que estaba seguro que podía enloquecer solo de sentirla.

Cuando se retiró, el semen se escurrió por el trasero pálido de Snape.

—¿Nos damos un baño en el río?

—¿Habrá un nuevo round ahí?

—Solo si tú quieres..—James beso sus labios—Te amo.

Severus sonrió—Yo también.

James abrazó a Severus, sin aún ayudarlo a bajar de la mesa. Había dos motivos del por qué estaban ahí, el primero para celebrar su aniversario de bodas y el más importante, el cumplir sus sueños de tener un hijo con Severus.

No era necesario que Severus estuviera al tanto de sus planes. Después de todo aceptaría lo que sucediera, él se encargaría de eso.

Sumisión ForzadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora