👑 Capítulo 31👑

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Abro mis ojos lentamente adaptándome a la claridad de la habitación

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Abro mis ojos lentamente adaptándome a la claridad de la habitación. Miro hacia el balcón y puedo ver que él sol se está escondiendo. Cuando regreso mi mirada al frente me encuentro con los ojos cafés de Alessandro observándome con preocupación.

—Si te hubiese llevado conmigo cuando fui a Quirthey, no hubieses pasado nada de esto —me dice mientras se sienta cerca mío.

—Todo esto tenía que pasar —me encojo de hombros—. Me pasé tanto tiempo intentando huir de todo, sin darme cuenta que la única solución era enfrentarlo. A veces debemos rompernos para construirnos con más fuerza.

—Las caídas solo son impulsos que nos ayudan a levantarnos —repetimos los dos al mismo tiempo y se me escapa una risa.

—Nunca olvide esa frase —el me sonríe con nostalgia y yo caigo en cuenta de muchas cosas—. ¿Sabes algo?

Niega.

—Nunca supe que era mi padre, pero... —tomo una respiración profunda—. Siempre te consideré uno.

Una lágrima rueda por su rostro cuando me escucha.

—Puede que te llamará tío, pero siempre estuviste ahí. Cuando aprendí a montar bicicleta, cuando perdí mi primer diente, cuando me peleé por primera vez en la escuela, tú siempre estabas ahí.

—Yo no...

—Lo sé, no lo hacías como mi padre, pero me cuidaste Alessandro. El día que te ví en Nardinkath no sabes la sensación de seguridad que tuve, porque no me sentí sola y porque sabía que contigo iba a estar bien, porque me protegías, siempre lo hiciste.

—Yo te adoro, Eva, siempre lo he hecho —suelta un bufido—. Creí que iba a ser un mal padre y quería que tuvieses algo mejor.

—Tú único pecado fue ocultar la verdad —le digo—. Tenía derecho a saberlo.

—Lo sé y sé que no puedes perdonarme...

—Si puedo perdonarte —lo interrumpo y me mira con sorpresa—. No quiero rencor en mi vida, solo quiero seguir adelante con lo que sea que me depare el futuro, no voy a huir más.

—Me alegra verte asi y gracias. Se qué va a ser un camino difícil para todos, pero podremos avanzar.

De repente la puerta de mi habitación se abre y Rachel entra como un torbellino y corre hacia Alessandro que la mira con preocupación.

—¿Que pasa, amor? —él se pone de pie y la toma por lo brazos mientras ella es todo nervios y emociones.

—¡Está vivo! —exclama, Alessandro y yo la miramos sin entender.

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