EvaAlessandro Toscano me dijo una vez que nunca podemos estar en completo bienestar, que siempre la vida busca alguna forma de ponernos en la cuerda floja y hacernos vivir situaciones de mierda. Que se trata de un círculo vicioso, resuelves una de esas situaciones y siguen apareciendo otras, hasta que llegue el día de tu muerte. No descansamos, solo disfrutamos de los breves momentos de felicidad hasta que la vida vuelva a lanzarnos otra piedra al camino.
Yo creí haber superado todas las piedras, pero resulta que habían más. Unas que me lastimaron más que las anteriores, porque podemos seguir luchando mientras exista esperanza, pero no cuando la vida nos destruye una ilusión.
—Eva —la doctora Kenia vuelve a llamarme.
Mantengo mi mirada fija en la pared frente a mi con el cuerpo tenso y el corazón latiéndome acelerado. Las manos me tiemblan y aunque se que debo responder el llamado de la doctora me siento incapaz de expresar palabra alguna.
Había perdido todas las esperanzas. Ambos lo habíamos hecho. Después de todo lo que pasó me hice cientos de exámenes. Los doctores habían dicho claramente que no podía quedar embarazada, que mis probabilidades eran mínimas y la mejor opción para Kylliam y para mi era adoptar un bebé. Incluso ya nos habíamos fijado en un pequeño de la casa hogar.
¿Qué estaba pasando ahora?
—Eva —insiste la doctora. Dejo de mirar la pared y la observo.
Mis ojos comienzan a humedecerse y ella me mira con una sonrisa porque entiende toda la emoción que estoy sintiendo en estos momentos.
—¿Puede repetirlo, por favor? —le pido con voz ronca.
—Estás embarazada —hace lo que le pido y toma mis manos por encima de la mesa dándoles un ligero apretón—. Para mi también es una sorpresa, pero lo estás.
—¿Por eso me he desmayado esta mañana? —cuestiono.
Sigo sin creer en sus palabras. Fueron tantas negativas durante todo este tiempo en el que el rey ególatra y yo intentamos retomar nuestra relación y planear un futuro juntos, esta vez sin miedos, que me es imposible pensar que si hay alguien creciendo dentro de mi.
—Si, han sido síntomas del embarazo. Es normal que ocurra debido a que no estás alimentándote bien —me explica amablemente—. ¿Me dijiste que también estabas teniendo náuseas?
—Si —respondo—. Desde hace unos días, pero creí que era debido al estrés.
—Pues no.
Miro alrededor de la pequeña oficina. Las paredes azul cielo, el escritorio de la doctora y la camilla donde hace unos minutos me ha examinado. Luego miro mis manos que aún sostiene la doctora.
No todo pueden ser tristezas, corredora. Algún día la vida nos va a dar un regalo.
Recuerdo las palabras de Kylliam y me levanto de inmediato, la doctora me mira con preocupación mientras agarro el bolso y me encamino a la puerta.
—Majestad —me llama—. Aún no hemos terminado.
—Kylliam —es todo lo que le digo mientras salgo y cierro la puerta detrás de mi.
Afuera unos de los choferes y mi guardaespaldas me esperan. Subo al auto deprisa y les pido que me lleven lo más rápido posible al palacio. Lo hacen, en veinte minutos el auto se detiene en las puertas y veo a Devian conversar con el señor Madoll.
—Buenas tardes —los saludo con cordialidad.
—Mejestad —dicen ambos al mismo tiempo y llevo mi mirada a Devian.
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© Antes Muerta Que Princesa | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Ficção AdolescenteMis planes eran simples. Irme a Londres a una escuela de música y explotar al máximo mis dotes como cantante. ¿Que planes tenían mis padres? Enviarme a una escuela en los sin fines del mundo dirigida por una abuela que jamás he visto, mientras ellos...