La chica frente al espejo me sonríe, una sonrisa genuina que irradia una total y plena felicidad. El vestido blanco me queda mejor de lo que había imaginado en mi cabeza y la tiara no pesa tanto como había pensado. Suspiro cuando recuerdo todo lo que pasé para llegar hasta este momento y miro incrédula el brillo que destaca en mis ojos.
Soy yo, estoy aquí, a media hora de mi boda con Kylliam Wesh, rey de Kestria, mi rey del ego. El corazón aún me late como loco cada vez que pienso en él y es increíble que aunque hayan pasado dos años sigamos sacándonos de quicio el uno al otro y amándonos con la misma intensidad.
Dos años, llevo todo ese tiempo viviendo en Kestria, hace dos meses fue mi coronación como princesa de Quirthey y tuvimos que esperar todo este tiempo porque resulta que es bastante complicado demostrar que eres la hija legítima de un rey y cambiar el nombre de tu padre en tu acta de nacimiento, algo que era necesario para casarme con Kylliam porque el maldito senado no aceptaba nuestra boda hasta que yo fuese nombrada princesa. Pero como siempre, no me rendí y lo logré.
La puerta de la habitación se abre y Angie entra con cara de pocos amigos y se tira al sofá con los brazos cruzados, ya tiene diecinueve y es más madura e inteligente, está estudiando publicidad y dentro de dos años más podrá graduarse y comenzar a trabajar, pero aún así, sigue siendo una chica caprichosa.
—Que sepas que lo detesto —me dice—. Es un amargado, insípido y aburrido.
Agarro el vestido con mis manos y me giro hacia ella con una sonrisa.—¿Hablas de Devian?
—Si, de ese insípido —bufa—. He ido a pedirle disculpas y me ha tratado fatal, ni siquiera me ha hecho caso y después me ha gritado como un loco.
—¿Hiciste algo? —la miro acusatoriamente.
—Vale, puede que le haya lanzado una copa por estarme ignorando —dice restándole importancia.
—¡Angie! —la regaño—. Devian tiene un carácter complicado.
—Ya me doy cuenta —rueda los ojos—. No volveré a pedirle disculpas, que lo sepas.
—Todo fue un mal entendido —comienzo a ponerme los zapatos—. Verás que con el tiempo os llevareis bien.
—No lo creo —es lo que responde antes de levantarse y ayudarme con los zapatos.
Me mira de pies a cabeza y sonríe emocionada.
—Kylliam va a morir, estas hermosa —se limpia una lágrima que rueda por su mejilla—. Te extraño en casa, pero entiendo que ahora este es tu hogar y que eres feliz, eso es lo que más me importa.
—Tienes que venir a visitarme seguido —le ordeno y ambas reímos—. ¿Dónde la dejaste?
Ella hace una mueca de tristeza y vuelve hacia el sofá.
ESTÁS LEYENDO
© Antes Muerta Que Princesa | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Novela JuvenilMis planes eran simples. Irme a Londres a una escuela de música y explotar al máximo mis dotes como cantante. ¿Que planes tenían mis padres? Enviarme a una escuela en los sin fines del mundo dirigida por una abuela que jamás he visto, mientras ellos...