JaredSu mano acaricia gentilmente mi cabello mientras ambos miramos las luces de la ciudad desde el balcón de mi habitación.
Adoraba que mamá viniese todas las noches porque con ella podía finalmente ser un niño de cinco años y no un sucesor de la corona. Todas las personas me trataban como si fuese una persona adulta, o más comunmente como un objeto, pero ella no, para ella era su pequeño angelito y me trataba como tal.
Comenzó a tararear una melodía dulce y yo cerré mis ojos porque escucharla me daba paz y tranquilidad.—No, aléjate de ese monstruo —la voz de James hizo que máma y yo nos girarámos al instante, lo miré con lágrimas en los ojos—. Él es un monstruo.
—No —no soy un monstruo, respondí e intente tomar la mano de mi madre pero ya no estaba.
De repente ya no era mi yo de cinco años. Era el Jared del presente encerrado en una habitación totalemente blanca manchas de sangre en las paredes. El sentimiento de asfixia acumulándose en mi interior, esa sensación de ir cayendo por el vacío.
—¡Jared! —gritaron a mi espalda y cuando giré, el cuerpo de mi madre yacía en el suelo de aquella horrible habitación.
Su cabello oscuro cubierto de sangre, su piel pálida y sus hermosos ojos sin rastro de vida. Corrí y me lancé al suelo, ese dolor consumiendome por dentro, dañando cada fibra que seguía con algo de vitalidad dentro de mi.
—Es tu culpa —de nuevo James aparecía mirándome acusatoriamente—. Por tu culpa mamá está muerta, por tu culpa yo también lo estoy. Eres un asesino Jared.
—No…—dije entre lágrimas—. Yo no quería…
—Eres un asesino.
La habitación comenzó a dar vueltas mientras la voz de James llamandome asesino retumbaba una y otra vez, llevé mis manos a la cabeza para evitar escucharlo pero era imposible.
Desperté de golpe en mi habitación, el corazón me latía desbocado y tenía todo el cuerpo húmedo por la sudoración. Asaf estaba sentado en mi escritorio y me miró con pesar antes de ponerse de pie y acercarse a mi. Era la única persona con acceso a mi habitación y el que podía tomarse la libertad de tratarme como una persona más, se había ganado ese mérito.
—¿Nuevamente la pesadilla? —me pregunta acercándome un baso con agua, lo tomo de sus manos y doy un sorbo asintiendo.
Me pongo de pie sin dirigirle la palabra y camino directo a la ducha dejando que mi cuerpo haga contacto con el agua fría. Cierro mis ojos y los abro rápidamente cuando la imagen que me atormenta todos los días aparece. Después de unos minutos salgo y Asaf tiene listo mi ropa de hoy.
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© Antes Muerta Que Princesa | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Novela JuvenilMis planes eran simples. Irme a Londres a una escuela de música y explotar al máximo mis dotes como cantante. ¿Que planes tenían mis padres? Enviarme a una escuela en los sin fines del mundo dirigida por una abuela que jamás he visto, mientras ellos...