CAPÍTULO 7. EXTRAÑAS SENSACIONES.

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Con un nuevo amanecer siempre llegaba una nueva oportunidad para reflexionar nuestros actos, muchas ocasiones nos creemos suficientemente maduros para enfrentar distintas situaciones complicadas, nuestra madurez no la medimos por la capacidad de imitar y comportarnos como adultos, creyendo que contestando, cometiendo actos de rebeldía y cuestionando su opinión sobre situaciones complejas y que necesitan un juicio avanzado, sentirnos mayores por beber alcohol, usar atuendos de personas mayores o atacar a las personas por su edad y hacer énfasis en ello como un impedimento para comprender nuestro mundo, la madurez no necesariamente viene con la edad, es una etapa que tarda mucho en aparecer y va a corde de las situaciones y experiencias que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida, un clará ejemplo es la inmadurez de nuestro querido personaje, Alonso tenía un propósito al hablar de esa forma de su hermano.

Muchos podrían decir que era una persona idiota, que su visión para los negocios era más por parte de su hermano que por cuenta propia, incluso su padre varias veces lo señaló de esa forma, comparando a Mew constantemente con él, que si Mew había conseguido un negocio en Alemania, que si Mew había ganado en su primer trato una ganancia de diez mil libras, que si Mew era decente, muchas comparaciones que Alonso guardaba en su memoria, todas y cada una de sus palabras eran hirientes, pero lo que más le causó despreció a su hermano fue que Mew tuviera que tener al próximo heredero Jongcheveevat y no él, arriesgándose a perder su título, si su hermano se atrevía a tan solo pensarlo, su madre aprovechará aquello para ponerlo en su lugar.

Mew nunca debió de aparecer en sus vidas, por eso hablo con Jonathan antes de que Mew se propusiera, tenía que evitar ese compromiso a como de lugar, pero el tonto de su hijo lo arruinó todo aceptando a Mew por capricho.

Por otro lado pasando la efusiva propuesta de matrimonio romántica frente a todo el mundo en el palacio Traipipattanapong, las buenas nuevas llegaron a los oídos de todo el mundo, pues en esta ocasión media sociedad inglesa estaba invitada a él gran acontecimiento que celebraba la ilustre Lady Traipipattanapong, quién estaba rebozada de felicitaciones por parte de muchas amistades importantes, la boda se había programado para finales del mes, antes de entrar a diciembre, pese a que Gulf hubiera dado todo por pasar su cumpleaños con su familia, no estaba molesto por ello, un poco triste, pero quizá sería motivo de convivencia con su esposo en su nueva casa.

Debían viajar un día antes de la boda a Hardersfield, lugar donde Mew reside en la hacienda "Rayo de sol" habían escuchado que el nombre era porque desde sus ventanales siempre se podía observar perfectamente cuando el sol estaba en su punto, y a sus alrededores había un inmenso campo de girasoles, era un lugar mágico y bello, era lo único que emocionaba a Gulf por el momento.

- Debes de elegir colores cálidos, no podemos decorar el lugar con colores fríos, puede parecer funeral -

- Estamos a principios de invierno, no quiero que mi boda parezca un sueño primaveral - dijo Gulf irritado.

- Necesitamos ir con la modista para que comience a trabajar en tu ajuar, quiero que esté solo hecho de seda - comenzó a hablar nuevamente.

- Type amaba la seda, no yo, prefiero el algodón - dijo deteniendola - Yo no soy tu hijo Jennyfer, no me trates como tal ahorita después de tantos años solamente porque serás la "suegra" del señor Suppasit, ese lugar solo le corresponde a mi madre, quién desafortunadamente ya no está conmigo - dijo y salió disparado a fuera del salón aún molesto.

Tomo a su fiel amigo y cabalgó a la casa de la única persona que podría ayudarle a comprender lo que acababa de hacer, hace tres días su plan era pedirle al señor Suppasit un poco de tiempo para pensar en el compromiso, pues aunque no lo pareciera, estaba muy nervioso y presionando, si pedía más tiempo Gulf no rompería el compromiso pero tampoco lo aceptaría, luego el señor Suppasit desistiria por si solo, pero al escuchar a su padre toda duda se disipó y aceptó casarse para demostrarle que no era un idiota ingenuo, ¿Qué logró? Un compromiso para fin de mes, una madrastra que quería tratarlo bien por su próximo título de casado, el eterno odio de su padre, y un cúmulo de estrés junto a un dolor de cabeza.

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