MI AMANECER

CAPÍTULO 21. LAMENTOS DE UN CORAZÓN.

Con la llegada del otoño a Hardersfield, también llegó la época de la melancolía, recordando a la fiel brigada que defendió al pueblo de un ataque enemigo hace cuarenta años, las ancianas de la aldea y los que eran niños en esa época recuerdan todo con un rostro melancólico, fue exactamente un 23 de septiembre que el pueblo fue tomado a la fuerza por el enemigo, la guerra fue uno de los acontecimientos que nunca podrían olvidar los habitantes de Hardersfield, cuando por el camino viejo llegaron cientos de tropas a saquear puestos, robar mujeres y masacrar a gente, en ese entonces la brigada del coronel Máximo se preparaba para salir a batalla, eran unos simples soldados aprendices y solamente dos generales, los cuales sin importar su nula experiencia en combate, se levantaron en armas a combatir a los miles de invasores que atacaban su hogar, fueron muchas muertes las que tiñeron las calles de Hardersfield esos meses, mujeres que quedaron viudas, niños que quedaron huérfanos de padre, madre o ambos, mujeres que se tuvieron que esconder en casas de familiares de Londres o cualquier parte de Inglaterra, para regresar sabiendo que la mitad de sus familias ya no estaban completas, es así que cada inicio de otoño, los aldeanos se reúnen en el pueblo para danzar, gritar y cantar, porque en tiempos de dolor y melancolía, el canto y la danza eran la mejor medicina, y así, la fiesta anual de Hardersfield daba inicio a una semana entera de festejos, patrocinados en su mayoría por la viuda del coronel Máximo, quien murió en batalla defendiendo a su país y a Hardersfield, la honorable señora de setenta años se reúne siempre en la plaza principal para escuchar la obra teatral organizada por los habitantes del pueblo, quienes siempre se pelean por el papel del increíble coronel Máximo, el héroe que los salvó de la invasión y dirigió a la brigada con fuerza y determinación.

Ese año Gulf asistía en compañía de Eye, la cual era muy amiga de Matty, la querida viuda de Máximo, los Bennett tuvieron gran participación en esos tiempos de guerra, pues la hacienda Rayo de sol sirvió de refugio para muchas familias que perdieron sus hogares en batalla, por lo que Alexander era conocido como un activista pasivo dentro de la guerra, si bien no participó en combate, si usó su fortuna en favor de los necesitados, los cuales seguían agradeciendo sus atenciones, era por eso que cada año eran invitados a pasar tiempo en casa de la viuda, a lo cual Gulf no se negó, y preguntando al médico si era buena idea, se preparó para salir emocionado por ser partícipe de las tradiciones de su hogar, y también ansioso por distraerse de la realidad de su matrimonio.

Matty, la querida ancianita en cuanto vió a Eye en compañía de Gulf se levantó para ofrecerles los asientos a lado de ella, con alegría todos miraron la enorme barriga de seis meses de Gulf, la cual sobresalía a pesar de la capa que lo cubría del frío, Matty saludó a Eye con un abrazo y miró al muchacho que con ojos brillantes sonreía ante la hermosa decoración de flores en cada arco y puerta de entrada del pueblo, miro los hermoso girasoles que pintaban el escenario donde estaba por comenzar la obra con ternura, ni viviendo toda su vida en Whitebridge pudo ver algo tan bello como eso.

– Es el emblema del pueblo – habló Matty ante la mirada dulce de Gulf.

– ¿Los girasoles? – preguntó curioso.

– Si … – Matty suspiro nostálgica – Verás muchacho, cuando los malditos invadieron Hardersfield, la brigada aún no tenía algo que los distinguiera de los demás soldados, por lo que se hizo costumbre coser un girasol en el saco de su uniforme, así sea podía saber si eras del enemigo o aliado – explicó llevando a Gulf de un brazo hasta enfrente, donde siempre se sentaba la viuda.

– Eso fue muy ingenioso – dijo una vez que pudieron sentarse.

– ¡Por supuesto muchacho! ¡Si fue idea mía! Ese marido mío podía ser un genio en batalla pero fuera de ella el cerebro no le funcionaba – habló con gracia y nostalgia en su voz.