FINAL. LA AGONÍA DE UN NUEVO AMANECER

2.1K 229 41
                                    

El instante ruido continuó de las ruedas de un coche perturba la tranquilidad Whitebridge esa mañana de julio, justo cuando el sol estaba en su máximo esplendor y las jovencitas hacían su paseó rutinario, cómo siempre luego de una increíble noche de fiesta en la cual lograron bailar con más de un caballero, y haber conseguido más de una propuesta de cortejo, las sonrisas y leves coqueteos pasaron desapercibidos cuando el elegante coche de la familia Jongcheveevat pasó rápidamente dejando ver por milisegundos el rostro de Kanawut Jongcheveevat y su querida suegra, Lady Elizabeth, junto con un pequeño niño de ocho meses de edad, el cuál seguía con el rostro cubierto, dejando solo a la vista de los demás solo a la pareja suegra - yerno con rostros tristes y desconsolados, nada parecía estar bien y menos si luego de un año de matrimonio ( casi dos) y un hijo Gulf regresaba a su pueblo natal para quien sabe que, los murmullos y las habladurías se escucharon en toda la plaza, algunas mujeres de Whitebridge afirmaban que finalmente el orgullo de hombre le había ganado a él señor Suppasit y mandó a su esposo a su propia casa en su lugar natal, otros decían que solo estaban de visita a la familia Traipipattanapong, y que seguramente el marido de Kanawut llegaría en menos de tres días para acompañarlos, las jóvenes que debutaron con Gulf miraban envidiosas como el chico paseaba con su suegra he hijo presumiendo en su cara su victoria, pues otra vez quedaban solteras una temporada más, incluso aunque quedará medio año sentían que nada podía salvarlas de la desgracia.

Lo que no sabían era que el coche de la familia se dirigía a un lugar en específico que no era ni la casa de los Traipipattanapong, ni a una casa propia, la gente no vió cuando al norte de Whitebridge el coche se detuvo, específicamente en la casa del rico excéntrico Max Gardener, mejor amigo de su esposo, quién al enterarse de la mala noticia del arresto de Mew, no dudo ni un segundo en brindar su ayuda, él mismo había ido hasta las mazmorras del gran palacio real y pudo ver a Mew con el cargo de abogado, su mejor amigo le pidió investigar quién pudo acusarlo de tal atroz falsedad y cuidar de su familia, pues ahora que él estaba preso era muy probable que intentarán atentar nuevamente contra Gulf o su hijo, Max entonces ofreció su propiedad para que tanto él como la madre de Mew se quedarán el tiempo necesario para que Mew saliera de prisión, al principio Gulf se había negado alegando que su lugar están en su casa y que no quería dejar al abuelo y a Eye, pero fueron ellos mismos los que le pidieron ir y mantenerse a salvo, porque eso era lo que su esposo quería, Mew estaria más tranquilo si su familia estaba segura.

Llegando a la entrada Max los esperaba pacientemente, su casa era hermosa, no era al nivel de un palacio como los que estaban acostumbrados, pero era los suficientemente grande para alojar a seis personas, aquella casa que alguna vez pensó en llenar de niños con su precioso esposo que en paz descanse, Tul amaba a los niños, sobretodo si eran traviesos y libres, disfrutaba de correr con los niños del pueblo de un lado al otro y llevarlos a aventuras donde siempre eran los protagonistas, su esposo había sido un hombre increíble, era lamentable que esté mundo no pudiera verlo y que haya durado tan poco.

Gulf hizo su saludo correspondiente y arropó un poco a Alexander, el pequeño bebé ya era algo pesado, así que se cansaba con facilidad de tenerlo en brazos, sobre todo si se quedaba dormido, Elizabeth le ayudó acomodando la cobija evitando así que le diera el calor del sol.

- Me alegró de que llegaran con bien, verán que aquí no les faltará nada, le di mi palabra q Mew de que así sería - expresó entrando con los presentes a su hogar.

- Gracias a usted por permitirnos alojarnos en su casa mientras se resuelve está situación - dijo Elizabeth con seriedad.

- Mew es casi un hermano para mí, no dejaré que su familia corra peligro -

Gulf se mantuvo en silencio un buen rato, en su mente aún estaba la posibilidad de que Mew pagará por un crimen que no había cometido, según estaba enterado, su juicio se llevaría a cabo hasta el regreso del príncipe heredero de Inglaterra, mientras tanto él tendría que pasar hambre y frío en ese horrible lugar, aunque Max lo visitaba constantemente y le lleva comida, monedas de oro y un par de cobijas para no pasar tanto frío en las noches, pero era bien sabido que los guardias la mayor parte del tiempo acostumbraban quitar las cosas de los reos por diversión.

MI AMANECER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora