~Capítulo 1~

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Whitney

De entre todas las personas de Auradon, y sin ninguna razón especial, había sido elegida por su amigo para ayudar a Jane a preparar el Cotillón. Una de dos: o bien Ben de verdad pensaba que podía hacer un buen trabajo, o la corona le estaba cortando el riego sanguíneo al cerebro.

—No sé cuál queda mejor. —Whitney veía la cabeza de Jane ir de un lado para otro de la sala. Creía que su objetivo era desgastar la horrible alfombra del despacho de Ben—. El tono 311432 parece un color que Mal vestiría, pero no me acaba de convencer combinado con el 607D3B de los ojos… Tal vez podríamos cambiar al verde 234F1E, aunque también podríamos poner el vestido con los colores 710193 y A1045A… ¿Me estás escuchando?

—Por supuesto —contestó Whitney—. ¿Acaso no lo parece?

—Whitney, por favor, ¿podrías bajar? Me agobias ahí arriba.

Whitney suspiró mientras volvía a poner los pies en el suelo. Por supuesto que le prestaba atención tumbada en su hamaca invisible mientras era balanceada por el viento invisible que soplaba en el despacho de Ben. Solía estar cómoda con aquella postura, pero el incesante ruido proveniente del móvil de Jane se lo impedía

El teléfono de Jane no había parado de sonar durante la larga hora que llevaban allí. Si a su móvil llegasen tantos mensajes, Whitney lo silenciaría durante por lo menos medio año.

—¡Esto es horrible! —exclamó Jane al leer uno de los tropecientos mensajes que le llegaban por segundo—. Los manteles que pedí no llegarán a tiempo porque han sido retenidos en la aduana de Arendelle. ¡Tenemos que cambiar la decoración otra vez!

Whitney puso los ojos en blanco. Si tenía que mirar otra vez el catálogo de decoración se iba a volver loca.

—Jane, cálmate, seguro que podemos hacer algo sin que haga falta empezar de cero. Piensa, tenemos un almacén gigante, puede que ahí haya algo que podamos reutilizar, o tal vez Evie tenga telas que podamos convertir en manteles.

—¡Qué buena idea! —exclamó Jane mientras marcaba con ímpetu el número de Evie en su móvil—. ¡Ya entiendo por qué Ben te asignó para el comité!

Whitney se sentó con desgana en la silla de Ben. ¿Iría en contra del protocolo sentarse en el asiento de un rey cuando este estaba ausente? Llegó rápido a una conclusión: ¡al cuerno con el protocolo! Ben antes de ser rey ya era su amigo, había confianza.

Ahora el parloteo de Jane se dirigía a la pobre Evie, quien aguantaba con valentía las preguntas de Jane al otro lado del teléfono.

—¿Segura? ¿Del mismo color? ¿Habrá suficientes? ¿Cuántos dices? ¡Perfecto! Te mando para allí a Whitney.

Jane colgó el teléfono.

—¿Qué? —preguntó Whitney.

—Evie dice que tiene todo lo necesario. Está en su habitación, ve allí.

—¡A sus órdenes, sargento! —Whitney se levantó de un salto, deseosa de tomar un poco al aire, y se acercó a la ventana.

—Por favor, no salgas por la vent…

Pero ya era demasiado tarde. Whitney abrió la ventana, y antes de que Jane pudiera decirle nada, ya estaba fuera, volando hacia la habitación de Evie y Mal.

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Whitney petó varias veces en el cristal de la habitación, asustando a Evie.

—Por las barbas de Merlín —rio Evie luego del susto inicial mientras le abría la ventana—. Casi me muero del susto.

—No, por favor, Jane me matará si no consigo sus manteles.

Nunca digas Nunca Jamás ~Harry Hook~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora