~Capítulo 2~

1.4K 112 7
                                    

Tanner

Apenas tenía tiempo para ver a Whitney por culpa del Cotillón. Siempre que conseguía verla se despedía de él alegando que Jane y ella tenían mucho trabajo urgente por resolver. Sin duda el baile sería magnífico si tan ocupadas las tenía.

Tanner estaba preocupado: aún no había podido pedirle a Whitney que lo acompañase al baile porque las preparaciones de este la tenían muy ocupada. Irónico cuanto menos. Intentaba no pensar que otro ya le había adelantado, pero podía pasar; Whitney pasaba mucho tiempo con aquellos niñatos de la Isla, y desconfiaba mucho del hijo de Jafar. Solo un par de días atrás había hablado con su madre sobre esa posibilidad, pero ella lo reprendió por ser tan estúpido. Whitney estaba deseosa de ir con él, según la versión de su madre, y estaba esperando que se lo pidiese.

Oyó la puerta de la calle abrirse. Su madre entró en el salón como una exhalación antes de que le diera tiempo a levantarse del sofá.

—Hola, mamá —respondió Tanner—. ¿Qué tal el vestido que encargaste?

—¿¡Pero todavía estás así!? —preguntó sin necesidad de saludar.

—Aún queda mucho para salir.

—Esta noche tiene que salir perfecta, Tanner, no, va a salir perfecta. Cosa que no pasará si llegas vestido como un pordiosero.

—Ahora me cambio.

—Ponte guapo.

Tanner subió a su habitación para cambiarse. Parecía nerviosa, aunque no tenía porqué estarlo. Whitney iba a salir con él, ¿no lo estaba esperando? Todo el mundo daba por sentado que los dos acabarían juntos y casados en el futuro. Incluso le caía bien a Peter (puntos extras por ganarse al suegro), aunque a Wendy... Era un cabo suelto, pero todas las madres desconfían al principio del novio de sus hijas.

Se vistió como mejor sabía y se peinó de la manera que tanto le gustaba a Whitney (siempre le hacía un cumplido cuando iba así). Mientras se preparaba, oyó a su madre yendo de un lado a otro, y luego sus pasos por la escalera. Podrían bajar las escaleras volando, pero los dos usaban solo lo imprescindible el polvo de hadas para no tener que ir mucho por Nunca Jamás. Su madre odiaba la isla, y era un nombre casi tabú en la casa.

—Irresistible, como siempre —dijo Tanner frente al espejo de su habitación. Le guiñó un ojo a su reflejo y salió.

Bajó las escaleras y volvió al salón.

—¿Y las flores? —preguntó Tinker.

—En la cocina, las he dejado en un florero con agua.

Tinker asintió, aprobando su acción.

—¿Crees que le gustarán? —preguntó Tanner.

—Sin duda le encantarán —respondió Tinker—. Le he preguntado a Peter y dice que los claveles verdes son las flores favoritas de Whitney; regalo cien por cien acertado. —Tinker lo miró con seriedad—. Es algo que ya deberías saber, no podemos estar todo el rato dependiendo de Peter.

—No salió mucho ese tema de conversación...

—Tanner, por favor, no puedo hacer yo todo, pon un poco de tu parte. Venga, vamos.

Tinker se dirigió a la puerta, pero, antes de abrirla, volvió a girarse hacia él.

—Y recuerda...

—Trata de caerle bien a Wendy. —Aquella cantinela la había oído cientos de veces—. Sí, mamá, ya lo sé.


✩ ─── 「💫」─── ✩


Nunca digas Nunca Jamás ~Harry Hook~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora