𝑆𝑖𝑙𝑒𝑛𝑡 𝐵𝑢𝑟𝑠𝑡 | °Jaesahi°

🦁°23°🐱

Jaehyuk peinaba su ahora pelinegro cabello. Hace tiempo que no lo traía de aquel color, pero ya venía hora de cambiarlo. Pues el castaño comenzaba a parecer un tanto quemado y el negro era su color natural.

—¿Saldrás? —preguntó su madre sonriendo desde la entrada de su cuarto.

—¿Por qué lo dices?

—Te arreglaste con camisa y corbata, acostumbras a no llevar la corbata... Supuse que al ser sábado estarías por salir a una cita.

Jaehyuk se quedó unos minutos pensando. No era una cita, porque así no lo habían planteado ninguno de los dos. Sólo sabía que después de insistir tanto, logró convencer a Asahi que ese Haruto hyung no se apareciera por el lugar donde tenía planeado llevarlo.

Cita sonaba como algo serio, y a Jaehyuk no le iban las cosas serias si se trataba con relacionarse informalmente con las personas.

—Salida de amigos —respondió decidido con lo que pensaba.

—Ah... Pero cuando sales con Yoshinori y se tal Danilo no te pones corbata.

—Sólo es una corbata, no lo pienses tanto.

Sonrió y besó en la mejilla a su madre antes de tomar su billetera e ir en busca del menor. Tenía ya un lugar planeado para llevarlo, no era un restaurante Wow cinco estrellas Hou là là, pero algo era ¿No? Tampoco era que vivían en la excéntrica zona ricachona del país. Además, Jaehyuk seguían desempleado.

Tocó el timbre de la residencia Hamada, llevaba cinco minutos tarde pero no lo notó. Cuando la puerta se abrió él sonrió, pero al instante el gesto se convirtió en una mueca de desagrado cuando el que abrió no fue su pequeño castaño, sino aquel morocho que repudiaba tanto.

—Llegas cinco minutos tardes, Asahi está enojado.

—Sólo son cinco, no es la gran cosa. Además, ¿Qué haces aquí?

El morocho sonrió y detrás suyo el bonito castaño salía de la casa vestido muy informal a comparación del azabache más alto. Jaehyuk tardaba minutos en procesar; el bajito no se iba y ambos lo miraban esperando algo.

—Espera un segundo. Él no irá —señaló a Watanabe.

—Sí, bueno, cambié opinión. Se iba a sentir raro sin Haruto hyung.

Creyó que lo que tenía en su ojo izquierdo no era un tic nervioso, seguro se le había metido una basurita llamad¿a Haruto hyung, y no podía quitárselo.

No podía ser tan malo cenar todos juntos. Más Jaehyuk quería cenar solo con Asahi ¡Solo! No era mucho pedir. Quería saber qué demonios tenía Asahi, si una fobia o un retraso. Algo, cualquier mísera cosa, pero necesitaba saber qué estaba sucediendo.

Bien. No va a ser tan difícil.

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Fue muy difícil. o más bien, lo era. Porque el lugar que había escogido era un tanto bullicioso, se notaba a millas que era insoportable para el menor. Se veía en sus brazos tensos y en como el tenedor temblaba bajo su agarre. Jaehyuk creyó que quizás era un tic nervioso como el que tenía en su ojo izquierdo por un molesto morocho que no dejaba de hacerle comentarios indirectos al pelinegro.

Otra cosa era que Asahi no hablaba, no respondía a sus preguntas e ignorarlo mientras el bajito se reía de él era mucho más divertido que aclarar todas sus dudas.

En el plato de Asahi aún quedaban trozos de carne a medio comer. Mientras que los platos ajenos ni migajas quedaban.

Jaehyuk comenzaba a perder la paciencia porque ya se veía él llegando a su casa frustrado por no obtener respuestas tachando lo primero de la lista. ¿Cenar con Asahi? DDAENG.

—Asahi... Tu comida debe estar fría ¿Quieres el postre o nos vamos? —preguntó Haruto manteniendo una exagerada distancia.

—Vámonos.

¿Qué? ¡NO! Aún no sé qué sucede contigo.

—Esperen, no se vayan-

Sin embargo, el castañito hacía oídos sordos mientras Watanabe lo ignoraba y triunfaba en la vida ¿Qué clase de nuevo amigo era Asahi? Sabía, siempre supo que juntarse con menores de edad era la peor decisión que hubiera tomado. Porque estaba desperdiciando tiempo valioso en un chiquillo que de seguro pasaba por una etapa donde se creía ser más que todos, más que nadie en el mundo.

Jaehyuk odiaba a la gente que se parecía a él, pero no tenían de donde sostenerse ¿Quién se creía el chiquillo para ser egocéntrico y mimado? Pagó rápido la cuenta y salió del restaurante, afuera ambos jóvenes caminaban tranquilos por la vereda mientras el azabache estaba que ardía de rabia.

—¡Tú! Niño mimado, sabía que eras un rarito, pero no toleraré que me hagas perder el tiempo con tus absurdos berrinches.

Jaehyuk no era nadie para reclamar sobre berrinches y niños mimados, pero la edad le hacía creer lo contrario. Vio al menor tensarse e ignorarlo, más las palabras utilizadas por Jaehyuk fueron bien oídas, analizadas, y bien comparadas.

Niño raro, niño monstruo, mala formación, alíen, loco, y muchas más.

¿Tan raro era?

Haruto paró en seco y giro de una manera demoníaca su rostro. Observó al alto sin poder creer que lo había hecho. Desde que lo conoció supuso que sería un imbécil, era cuestión de tiempo para que atacara al igual que todos los imbéciles a Asahi.

Se acercó a paso veloz a Yoon, sus manos hechas puños y su rostro fruncido del enojo. Cuando estuvo frente dejó escapar una única paliza en el rostro perfecto del pelinegro. Este se acarició la mejilla y miró estupefacto al morocho.

—¿Quieres saber qué sucede con Asahi? Bienvenido al mundo del autismo, Yoon Jaehyuk. No vuelvas a acercarte a Asahi porque me acordaré de los prejuicios sobre la gente que proviene de la villa* para sacar mi lado delincuente contigo.

Villa: en Argentina, le dicen villa a los lugares donde viven las personas de muy bajos recursos. Mayormente es asociada con la delincuencia y muchos prefieres no pasar cerca de allí. Se puede decir que es un barrio donde las casas están amontonadas  y los perjuicios de la gente nos lleva a creer que allí conviven los delincuentes.