El chico de enfrente no habla. No juega, ni ríe. Tampoco se lo ve con amigos.
El chico de enfrente es muy raro.
y Jaehyuk demasiado curioso.
°🔆 Pareja principal: Jaesahi; Jaehyuk - Asahi
°🔆Mención de otros integrantes e idols
°🔆 Treasure AU
°🔆...
Sus manos se volvían llamas consumiéndose en su cuerpo. En cada roce podían sentir la electricidad y las ganas ya estaban intensificadas. Aún con el más mínimo balanceo de sus cuerpos sudoroso y desesperados eran capaz de percibir aquellas vibraciones.
Él se veía como el más exquisito helado de su gusto favorito, derritiéndose bajo su tacto y su respiración cerca de su oído era una tortura. Tan real y cerca que le era difícil no mantenerse quieto por él. Tan lindo e inocente jugando con el fuego, deseaba ser agua por momentos para tomar todo con calma, más odiaba que al apagarse el fuego todo se volviera humo.
Su rostro era lo más bello que alguna vez llegó a ver, y eso que había visto centenarios de rostros igual de hermosos. Pero ninguno como el suyo. Sus hebras castañas se acomodaban alrededor de sus facciones y sus músculos tensados por el movimiento eran el mismo arte encarnado. Él era arte.
Un cuadro perfecto y él ni siquiera era el pintor. Un simple aficionado de los colore que bañaban el alma de Jeongin. Un espectador de su cuerpo y sus movimientos, de su habla, de su pureza. De todo en él.
—No te detengas… —gimió cuando las manos de su amante se apoyaron sin demasiada fuerza sobre su torso desnudo. Todo a su alrededor parecía volverse lejano y las luces por poco falsas, porque su visión se empañaba del placer al sentir como Asahi se movía encima de su miembro. Sus jadeos llenaban ese espacio vacío donde permanecían, un mundo encerrado en cuatro paredes donde destellos eran percibidos por el roce de sus voces, entre sus besos y caricias eran capaz de crear amor sin notarlo.
Jaehyuk estaba ahí para Asahi. Y Asahi para Jaehyuk. Sin embargo cuanto más cerca estaban del orgasmo, las cosas se volvían más borrosas, más indescriptibles para Jaehyuk. Tal vez era por éxtasis o por sus hormonas alborotadas. Mas al escuchar el gemido lastimero de Asahi antes de detenerse entendió todo a la perfección.
Abrió los ojos exaltado, miró a sus costados no encontrando al pequeño de sus fantasías. Su cuerpo estaba repleto de sudor y él no había estado haciendo ejercicios. La respiración la mantenía agitada y su cabello despeinado. El corazón le latía a mil y sus manos temblaban por acariciar cada zona de su necesitado cuerpo.
Lo sintió y luego lo miró, una mancha en las sábanas que lo cubrían le hizo percatarse del lugar donde estaba y su situación. Cubrió su rostro enrojecido cuando fue consciente de lo que acababa de pasar.
No acostumbraba a tener sueños eróticos con las personas que le atraían pero llegar a soñar con Asahi era un extremo del cual jamás creyó que sobrepasar. Aún tenía vigente la imagen de Asahi moviéndose encima suyo y eso solo lograba despertar sus ganas abajo en su entrepierna. Necesitaba cambiar las sábanas sin que sus amigos lo vieran para evitar ser molestado. Y es que era todo muy bochornoso y embarazoso.
¿Ahora cómo pensaría en su menor si cada vez que lo intentaba lo único que se le venía a la mente era su cuerpo desnudo? Encima ni eso hacía bien, pues la imagen era borrosa y quizá lo que permanecía completo era el rostro excitado de Asahi.
¡Qué horror! Ahora no paraba de sentirse sucio y un mal tipo. Mas existía la mínima posibilidad de querer verlo otra vez. Porque a pesar de haberlo intentando sin parar, extrañaba al chico. Tanto sus besos, abrazos y su manera cómica de analizar las cosas. ¿Seguiría siendo tan poco insensible al hablar? ¡Por supuesto que sí!, Asahi nunca iba a dejar de ser quién era.
Al rato su despertador sonó y supo que no pasaría demasiado tiempo para que el resto, a excepción de Junghwan, se levantaran. Jaehyuk se levantaba más temprano que los demás porque le agradaba lo solitario de las mañanas en el departamento. Podía comer con Chow Chow encima suyo sin que Junkyu le gritara.
Así que se despojó de las mantas y de paso las hizo un bollo que llevó en pijama a la zona del lavado. Nadie debía de enterarse de su sueño humedo con el menor. Esperaba que al menos no le preguntaran qué había pasado y por qué estaba lavando las sábanas que cambió hace unos días.
Mientras escuchaba el lavarropa andar, puso la pava a hervir y buscó alimento para acompañar, tanto tostadas como mermeladas, y alguna que otra galletita que eran de So.
—Buenos días, hyung —Jaehyuk se dio la vuelta al escuchar la voz adormilada del menor de la casa.
—Oh… Hola, Junghwan… ¿Qué haces despierto a esta hora?
—¿Qué? Si siempre me levanto a esta hora —contestó brusco al ver que el pelinegro lo miraba demasiado —. Deja de mirar y hazme el desayuno.
Y allí estaba otra vez el mocoso contestón de siempre. Ya iban dos días y simplemente parecían no soportarse. A Jaehyuk no le molestaba todo el tiempo Junghwan, pero algunas veces tenía esas inmensas ganas de arrancarle la lengua.
—¿Por qué lavas tus sábanas? —preguntó el menor mientras Jaehyuk volvía a la cocina para cortar algunas frutas —¿Acaso tuviste sueños húmedos y tratas que nadie lo sepa?
—¡Aish, maldición! —lo había tomado por sorpresa, y el cuchillo resbaló cortando así un poco de su dedo. Sus nervios eran muy fácil de distinguirse y Junghwan lo había notado.
—¡No me digas que de verdad te pasó eso! —rió sin parar. Jaehyuk chupaba su dedo lastimado y observaba como el menor se moría de risa en su cara y la rabia lo consumió por completo, dudó un rato, pero Junghwan no paraba de reírse así que lo mejor que se le ocurrió fue acorralar al pequeño contra la pared, dispuesto a generarle miedo.
Más al tenerlo tan cerca, lo que menos generó en el pequeño Junghwan fue terror. Sus mofletes inflados se colorearon y sus ojos permanecieron alerta a cualquier movimiento del mayor. Lo tenía tan cerca que de verdad tenía miedo de cometer una estupidez y dejarse llevar. Jaehyuk lo observaba de cerca con cada brazo a cada lado de su cabeza, tenía el ceño fruncido y en sus ojos se reflejaba la molestia.
—Claro, te hubiera gustado que tuviera sueños eróticos contigo ¿No es cierto Hwanie? —sabía que Jaehyuk no se estaba insinuando. Era una cruel burla que obviamente no iba a dejar pasar. Por supuesto que le hubiera encantado ser el protagonista de sus fantasías, incluso era capaz de hacerlas realidad si el mayor se lo permitía. Mas ahora era consciente de que en la cabeza de su hyung existía otra persona y él no podía dejar ver que la cercanía le cortaba la respiración.
—¡Déjame en paz, idiota! —lo empujó y huyó acalorado mientras el otro lo veía alejarse con una ceja arqueada y una pizca de burla. Al menos ahora tendría al chico lejos de él por un tiempo.
En toda la mañana, mientras hacía sus cosas, su cabeza se mantenía ajena al resto. Su cuerpo recordaba a Asahi. Y cada minuto aquel sentimiento se intensificaba más y más. Deseaba verlo una vez más, pero no solo eso; Jaehyuk quería mantener a Asahi cerca suyo por bastante tiempo. ¿Cómo fue capaz de vivir antes de conocerlo? Era un fiasco sentirse tan dependiente de un puberto atrevido.
Lo tenía decidido, iría a verlo en ese momento. Tomó su mochila y al momento escuchó un trueno. Asahi odiaba los truenos. Tal vez podía estar solo, tal vez Haruto no estaba con él. Asahi solo, teniendo una tormenta amenzanado en los cielos no era bueno; Jaehyuk con más razón iría a buscarlo. No le importaba que su madre lo viera, o que intentaran alejarlo. Porque Jaehyuk no soltaría la mano de Asahi, y esperaba que él tampoco quisiera soltarlo.
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