𝙲apitulo 11

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—¡Mamá! ¡Llegó! —susurré emocionado. Mi madre solo me sonrió, me inspeccionó y levantó su dedo pulgar indicándome que me miraba bien.

Esperé a que tocara la puerta para que no pensara que estaba desesperado por que llegase.

Me acerqué, suspiré y la abrí. Sus ojos se abrieron con un lindo brillo en ellos. Sonreí apenado.

—Dios. Taehyung, te ves hermos —rascó su nuca. Sonreí.

—Gracias... —miré mis manos y luego lo miré de vuelta—. Tú también— contesté.

Y era cierto. Se veía hermoso. Como esos chicos de revista. Ya entiendo por qué todas las chicas en el instituto se lo comen con la mirada.

Kim, ¿qué demonios estás pensando?

Cierto, cierto.

Pareció sentirse nervioso por mi comentario y luego recordó -otra vez- lo que llevaba en las manos.

—Toma. Me tomé la libertad. Espero que te gusten —sonrió. Las tomé inmediatamente.

—¡Me encantan! —le dediqué una sonrisa en agradecimiento.

—Bueno... Nos espera una linda noche —dijo esperando que yo saliera casa.

Dejé el ramo de rosas en la mesa de la sala, donde mi madre ya no estaba, tomé mi celular y salí con el corazón a mil por hora. Caminamos hasta el auto y decidí hablar.

—Creí que iríamos en tu moto —dije divertido.

—No creo que un lindo chico como tú deba ir a una cita en una motocicleta —dijo abriendo la puerta de copiloto para que pudiese entrar.

Una cita.

Su comentario no me dejó pensar en algo inteligente que contestar así que sólo le sonreí esperando que entrara en el auto. Después, decidí cambiar el tema de la conversación.

—¿Es tuyo? —pregunté.

—¿El auto? No. Es de mi padre. Igual, puedo usarlo cuando quiera. De todos modos, supongo que le da igual —dijo mirando al frente y encendiendo el motor.

Eso me daba la idea de que la relación con su padre no era la más adecuada.

—El primer día de clases no llevaste tu moto —dije recordando cómo había estado siguiéndome hasta mi casa. Rió.

—Ese día mi madre decidió hacer de cuenta que de verdad le importaba y dijo que como era mi primer día, sentía la necesidad de llevarme como si fuese yo un niño. Fue ridículo, pero al final tuve que aceptar —explicó con el ceño fruncido. Asentí algo confundido por no saber qué contestar a eso. Me removí en mi lugar algo incómodo—. Lo sé. Hablar de mí es aburrido. Cuéntame de ti. De tu familia —pidió. Suspiré.

—Bueno... No hay mucho qué contar. Supongo que esa vez que cenaste en mi casa te dio más o menos una idea de cómo está la cosa ¿no? —sonreí. Se volteó un poco para verme y sonrió también, luego siguió con su vista en el camino.

—Cuéntame de tu padre. ¿Lo conoces? —preguntó obviamente con la idea de que mi padre no se encontraba con nosotros.

Su pregunta quizá causó una punzada en mi pecho, pero de igual manera yo ya no soy un niño, era algo de lo que podía hablar sin necesidad de ponerme a llorar. Algo normal que no sólo me pasaba a mí, sino a millones de personas.

—Él nos dejó y no quise volver a verlo —contesté. Noté cómo se puso nervioso ante mi respuesta, aun así, seguí—. Nos abandonó cuando yo tenía diez años. Ya no era un niño tan pequeño, pero me dolió muchísimo. Era extraño pensar que, de un día para otro, dejé de ser especial para el—dije mirando por la ventanilla con melancolía. Suspiré—.

Pero sigo creyendo que alejarse de nosotros fue lo mejor que pudo haber hecho —finalicé decidiendo emitir algunos detalles sin importancia.

Afortunadamente Jungkook no preguntó nada más en relación a eso.
Seguimos el camino en completo silencio.

Cuando llegamos no dudé en admirar el lindo restaurante que se encontraba justo frente a nosotros.

—Lo sé. Es hermoso —dijo al darse cuenta de mi impresión. Lo miré y sonreí.

Bajó rápidamente del auto y dudé si bajar o esperar que él hiciera el gesto lindo de abrirme la puerta.

Efectivamente, rodeó el carro y me abrió la puerta para después darme una sonrisa esperar a que bajara y cerrar la puerta detrás.

—Quién diría que podías ser todo un caballero —dije observándolo divertido.

—Puedo ser lo que tú quieras —guiñó un ojo. Negué sonriendo.

Extendió su mano para que lo siguiera hasta el restaurante tomando mi cintura. Y así lo hice. Nos atendieron inmediatamente. Jungkook me preguntó qué era lo que quería de cenar, sin embargo, dejé que él decidiera por mí.

El lugar no era de esos donde se reúnen personas para hablar de negocios. Nada formal. Era sofisticado pero muy divertido y con buen ambiente. Había muchas personas de nuestra edad. Grupos de chicos y chicas sonriendo y divirtiéndose.

—Espero que no tarden tanto en traer la cena —dijo Jungkook interrumpiendo mis pensamientos.

—Sí. Espero que no —sonreí.

Mientras mi mirada vagaba por el lugar, me detuve cuando un par de chicas sentadas a algunas mesas a lado de nosotros no dejaban de mirar a Jungkook. Podría decirse que se derretían con el simple hecho de verlo, mientras que, a mí, me miraban con desprecio, quizá creyendo que no soy digno de estar sentado en un hermoso restaurante con uno de los chicos más lindos que probablemente he visto y veré en toda mi vida.

¿Qué demonios te ocurre, Taeyhung?

Sonreí divertido y lo miré a él.

—Vaya, acabas de llegar al lugar y ya tienes admiradoras —bromeé. Frunció el ceño y volteó hacia donde yo veía hace un par de minutos. Sonrió un poco egocéntrico y me miró.

—¿Celoso, Taehyung? —preguntó divertido.



















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Bueno otro porque si:)
Gracias por leer 0_o
°•YOONKIE°•

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