Antes de Irte •𝑲𝒐𝒐𝒌𝒕𝒂𝒆•

𝙲apitulo 25

Una semana. Una estúpida semana.

                   
Maldita sea, Kim debes ir al instituto.

                   
Desde la... Muerte de Jungkook no he siquiera salido de mi habitación.

                   
Jimin y Eujin han venido en ocasiones a preguntar por mí pero les pido que se vayan.

No he comido desde, sino mal recuerdo, antier. Y fue sólo una manzana, creo.

He llorado todas y cada una de las noches sin excepción. Cada noche sueño con él y despierto de nuevo llorando.

Ha sido un tormento. Un tormento que sin duda, merezco.

Durante estos días, esperé el momento en el que alguien llegue y me diga "ey, tranquilo, todo es parte de una pésima broma" pero ese día no llegó.

                   
Mi madre ha insistido con que vaya hoy al instituto y supongo que al menos debo intentarlo. Pero en el fondo, sé que soy un cobarde y que no podré lograrlo porque sigue extrañando a ese pelinegro y cada cosa le traera recuerdo.

                   
—Si crees que vas a sentirte mal... Quizá puedas quedarte sólo hoy de nuevo en casa y... —empieza a hablar mi madre con tono preocupado. Niego rápido.

                   
—No. Estoy bien —digo cortante, desviando la mirada. Asiente aún preocupada, me da un beso en la mejilla y se despide de mí.

Finalmente, mi hermana me lleva al instituto en completo silencio. Cuando estaciona el auto, me mira un momento y después decide hablar.

                   
—Taehyung... —dice con su vista al frente.

—¿Si? —pregunto sin muchas ganas.

—Sé que te sientes mal, pero no dejes que todo esto te afecte... —un nudo comienza a formarse en mi garganta—. Eres mi hermano, te quiero y, bueno, por ser el hombre de la casa, debes ser fuerte TaeTae —sonríe con tristeza—, supongo que mi responsabilidad es procurar que estés bien. No olvides que puedes contar conmigo, ¿lo entiendes? —finalmente me mira y sé que sus ojos buscan alguna reacción de mi parte.

                   
Yo me limito a asentir serio y salir rápidamente del auto.

No quiero llorar de nuevo.

Cada vez que me acerco más al instituto, puedo sentir más miradas en mí.

No soy popular aquí, pero supongo que se debió correr el rumor por todo el lugar de mi reacción el día del cementerio o cómo dejé de asistir a clases después de lo ocurrido. Además de que mi ropa con colores tristes debe llamar más la atención de lo que imagino.

                   
Ignoro las miradas indiscretas y me dirijo con paso rápido a la puerta principal para después llegar hasta mi casillero.

Levanto un poco el rostro y mi mirada se encuentra con la de mi mejor amigo. Parece no creer que soy yo. En cuanto reacciona, corre rápidamente hacia mí y me abraza con fuerza. No soy capaz de regresarle el abrazo pues me siento muy avergonzado con el después de todas las veces que rechacé tanto sus llamadas como sus visitas.

                   
—Tae —dice aún abrazándome—. Te extrañé demasiado, eres un idota. No puedo creer que hayas venido —se separa de mí lo suficiente para poder verme—. ¿Cómo estás? —pregunta finalmente.

                   
—Bien —respondo tratando de convencerme más a mí que a el. Pero es evidente que sabe que miento.

                   
—Eujin y yo estuvimos muy preocupados por ti. Me alegra mucho que hayas venido —trato de formar aunque sea una pequeña sonrisa pero fallo en el intento.