La playa se había vuelto un remanso de paz para su amor. Caroline devolvió cada beso, se dejó llevar por sus expertas manos y suspiraba cada vez que Luan rozaba aquellos lugares que abrían las puertas a un placer mayor. La princesa se sentía en las nubes, pero sabía que no era dueña de sí misma y que debían contenerse pronto.
―No estamos solos... ―le recordó al oído en contra de su voluntad.
―Solo están los pingüinos... ―respondió él echándole una ojeada por encima del hombro a los cómplices de aquel encuentro
Caroline se rio. "¡Qué poco habituado estaba Luan a la seguridad!"
―Aunque no lo creas, en algún punto se encuentra la gente de Max, vigilándolo todo...
Aquello bastó para que Luan suspirara y se dejara caer a su lado, frustrado, aunque la tomó de la mano y se la llevó a los labios.
―Pensé que tu hermano me daría un respiro... ―se quejó sonriendo.
―Es mi hermano, tampoco te lo pondrá tan fácil.
Luan se acercó a ella y volvió a abrazarla. El Sol se había escondido detrás de algunas nubes y ya no era tan fuerte.
―Siempre le agradeceré lo que hizo por nosotros.
―Yo también ―afirmó la princesa―. De lo contrario no sé si hubiésemos llegado hasta aquí.
―No lo sé ―reconoció―. Imagino que en algún momento no hubiese podido controlar mis sentimientos por más tiempo y me hubiese acercado a ti nuevamente... De cualquier forma, tu hermano me ha hecho ver muchas cosas de manera distinta. Por ejemplo, me habló de la esposa de tu tío, Ángela, y me mostró una foto....
―Es afrodescendiente ―confirmó Caroline―, pero eso no importa.
―A mí me importa. Ahora comprendo que para tu familia el color de mi piel no es un problema...
Caroline colocó su cabeza en el hombro de Luan.
―Jamás ha sido un problema, Luan. Te lo hubiese dicho antes de haber imaginado que era algo tan importante para ti.
―Lo es.
―¿Por qué? ―le preguntó.
―Porque he sufrido el rechazo por parte de la familia de mi exnovia a causa de la tonalidad de mi piel ―confesó―. Cuando pensé que ya eso no era relevante, ellos me demostraron que continuaba siendo un estigma.
―Lo siento mucho ―susurró la princesa dándole un beso e incorporándose en la arena―. ¡Qué personas tan horribles!
―Así es.
―Que menciones eso me hace querer preguntarte por ella, por Tina ―le dijo con un poco de celos―. ¿Sucede algo entre ustedes?
―¿Crees que estaría aquí, contigo, declarándote mi amor si así fuese? ―replicó él con una sonrisa de medio lado.
―Me dolió mucho cuando los vi juntos, pensé que...
―Lo siento. Fue una casualidad que nos encontráramos luego de mucho tiempo sin vernos. Tina quiso conocer mi laboratorio, pues es bióloga como yo, y con ese propósito fue a Timbavati. Sin embargo, te puedo asegurar que el pasado es solo eso: pasado. Me sentí incómodo cuando nos encontramos contigo aquel día en el safari. No quería que malinterpretaras la situación. Las flores y la canción fue mi manera de hacerte ver que era en ti en quien pensaba ―confesó.
―Eso me devolvió un poco de esperanza ―respondió ella.
―Yo jamás volvería con Tina. Aunque no te hubiese conocido y ella fuese la única mujer sobre la faz de la Tierra, no volvería atrás.
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Timbavati Love ✔️
RomanceCaroline Alexandra Marie, Princesa de Liechtenstein, lleva una tranquila vida en Ginebra, donde se dedica a la fotografía conceptual. Luan Edwards es un atractivo biólogo sudafricano que realiza su doctorado en inseminación de leones y que vive en...