Capítulo 37

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Timbavati

No había sido fácil para él no escribirle que la amaba. Sin embargo, ¿qué sentido tenía hacerlo cuando Caroline se había apartado de su lado en el momento más difícil de su vida? Podía intentar entenderla, pero él no hubiese hecho lo mismo ni aunque hubiese sido el heredero al trono de Inglaterra. El amor, cuando es incondicional, se debe probar en los momentos duros, y ella había huido. Tomó el camino fácil y eso le dolía. Se había comportado igual que Tina cuando decidió dejarlo porque no era el hombre que su padre quería para ella.

Su pensamiento voló hacia Timothy, la investigación no había avanzado mucho más. Las cosas estaban igual. Luan estaba seguro de que Chris tenía más información, pero no quería hablar.

Estaba agotado. Apenas dormía cuidando a los cachorros, a Gertrude. Les había llevado a los tres esa mañana a la leona pero ella no había reaccionado. No podía culparla, estaba adolorida, cansada, y el proceso de parto no había sido natural como para que los reconociera como suyos. Cuando Gertrude se recuperara por completo volvería a la naturaleza, y él se encargaría de criar a los pequeños. No le pesaba en lo absoluto, pero le robarían tiempo de sus tesis y del laboratorio. Casi todo allí se había perdido, pero era necesario limpiar el desastre y crear las condiciones para cuando, en un futuro, pudiese rehabilitarse el lugar.

El biólogo estaba distraído, mirando a los cachorritos dormir plácidamente cuando apareció Justin con una sonrisa. Él y el equipo se iban en dos días. Los iba a echar mucho de menos. Salvo por Chris, que fue un demonio en su vida, el resto eran personas de bien que le habían tenido una mano todo el tiempo que pudieron.

―Hola ―saludó el director.

―Hola, Jus. ¿Qué te trae por aquí?

―Quería verlos, hacerte una pregunta y comentarte una idea que tengo ―respondió el chico―. Básicamente por ese orden.

―Bueno, ya me estás viendo. ―Luan bostezó―. Los cachorros duermen y yo pronto haré lo mismo si no te apresuras con esa pregunta que quieres hacerme.

―¿Y Caroline? ―le preguntó el director a quemarropa.

Luan frunció el ceño. Ese nombre le paralizaba el corazón. ¡En mala hora había nombrado a la leona como ella! ¿Y por qué Jus le preguntaba sobre Caroline? ¿Acaso no eran mejores amigos?

―Pensé que sabrías de ella.

―No me ha escrito más desde que llegó a Vaduz y se encontró con Max. Intuyo que no está bien pues no me contesta las llamadas. Y por lo visto, tú tampoco estás bien… ―comentó mientras le echaba una ojeada a su demacrado aspecto y a la tristeza en sus ojos.

―Estaré bien.

―Eso no responde a mi pregunta ―insistió Jus.

Luan suspiró.

―No sé de ella desde hace unos días, desde que me escribió para decirme que había llegado a casa bien ―respondió.

―¡Luan! ―le reprochó Justin con la mirada.

―Ha sido ella la que se ha ido, ¿no es cierto? Es mejor dejar las cosas así, Jus. Sé que eres un buen amigo de los dos, y precisamente por eso te pido que no insistas…

―Caroline tiene buenas razones para hacer lo que hizo. Ha querido obedecer a sus padres para luego poder retornar a tu lado…

―Dentro de seis meses, fue lo que me dijo ―contestó él con sequedad―. Lo entendería si fuese por algo realmente importante, e incluso me parecería poco tiempo si Caroline tuviese una razón de peso para hacerlo. Sin embargo, probarle a sus padres que dentro de seis meses sigue deseando mudarse a Sudáfrica en una estupidez. Es una mujer adulta ya, y yo también. No entiendo que tengamos que separarnos por algo así…

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