Por fortuna, nadie resultó herido, ni siquiera Peter que era el más cercano al edificio. Estaba en el piso inferior y tuvo suerte de salir a tiempo. Caroline no sabía qué hacer, la expresión de Luan era la de un hombre confundido, y preso del dolor, como había, premonitoriamente, soñado Kande.
Keith se apresuró a llamar a los bomberos, mientras que John hacía una observación que los pondría a todos con los pelos de punta:
―Luan, si quieres salvar a los cachorros, y tal vez a Gertrude, necesitamos hacerle una cesárea. Lamentablemente los implementos los tenemos dentro de la clínica…
Aquello bastó para que Luan se echara a correr en dirección al edificio sin pensar en nada más, ni tan siquiera en el riesgo que enfrentaba.
―¡Luan, no! ―exclamó Caroline. Quiso correr tras él, pero Charlie se lo impidió. Simplemente la inmovilizó con sus manos.
―No puede, su Alteza. No puede… ―le decía para hacerla razonar―. Es muy peligroso.
Caroline tenía miedo de que no regresara con vida. El fuego se esparcía, y no sabía cómo ayudarlo…
―Luan saldrá pronto ―la confortó Jus, quien tenía su teléfono aún en las manos. Su grabación era la mejor evidencia de lo que estaba sucediendo.
Caroline soltó el aire que venía reuniendo cuando vio salir a Luan con un maletín en las manos. Llegó corriendo, exhausto... Caroline lo abrazó por un instante, pero Luan solo tenía ojos para Gertrude:
―Dime si es lo que necesitas ―le dijo a John.
―Sí ―respondió él cuando revisó el kit de cirugía, los medicamentos y el suero―. Tendremos que moverla, aquí no es seguro ni contamos con las condiciones. Debemos llevarla a tu casa, al menos.
Luan asintió. Improvisaron una camilla con una manta que Luan tenía en la camioneta, y entre todos, con sumo cuidado, lograron llevar a Gertrude.
En la camioneta de Luan se marcharon él y John. En la de este último, Caroline y Jus con Charlie al timón. Keith y Peter se quedaron en el lugar aguardando por los bomberos y las autoridades.El laboratorio, aquel lugar donde Luan había cifrado todos sus sueños y recursos, era devorado por las llamas. Nada más parecido al Infierno de Dante. Lo peor era que este infierno, era real.
La casa de Luan se había vuelto una clínica improvisada. En la mesa del comedor, luego de desinfectar, colocaron a Gertrude. Leila ya había llegado, para ayudar a su hermano, y entre ellos dos y Luan, llevarían a cabo la cesárea.
Aquel no era, ni por asomo, la vía que Luan había soñado para traer al mundo a los cachorros. Faltaban unos días para la fecha; su madre estaba luchando contra el envenenamiento, y el riesgo para su vida aumentaba con una cirugía sin las mejores condiciones. Si no fuera por su inmenso deseo de salvarlos, Luan ya se habría rendido.
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Timbavati Love ✔️
RomanceCaroline Alexandra Marie, Princesa de Liechtenstein, lleva una tranquila vida en Ginebra, donde se dedica a la fotografía conceptual. Luan Edwards es un atractivo biólogo sudafricano que realiza su doctorado en inseminación de leones y que vive en...