Capítulo 3: Rafael.

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Para este punto ya nada puede sorprenderme. Nos dirigimos ahora a la colonia Bonanza, sobre la calle Del Marco, otra casa en obra negra con los mismos indicios de vándalos. No sé que tenga ese tipo con estas casas, podría tratarse de alguna forma de firma o fetiche por estos escenarios.

Posición  fetal, marcas en las muñecas de ataduras, moratones por todo el cuerpo, cortadas en los muslos y algunas en el rostro. En esta ocasión tuvo tres puñaladas, que al parecer son marcas de defensa personal. Sin olvidar el labial rojo.
-¿Algo nuevo en esto?- dijo el jefe mientras se tapaba la boca por el fétido hedor.
-Lo mismo de siempre, un pobre hombre que tuvo un final desafortunado.
-Si no acabamos con esto, los noticieros van a estar detrás de nosotros.
-Hay algo relativamente nuevo.
-¿Qué cosa?
-Tiene una marca.
-Eso ya lo sabemos, la M. J y un 8,  este es el octavo y el segundo del mes.
-Ahí está el detalle, el número que tiene es el 9, este es un cuerpo nuevo. Y no tenemos claro quién es el 8.
-Ese desgraciado, ¿cómo pudo matar a dos en un solo día.
-Por lo que veo este cuerpo tiene 6 o 7 horas, es probable que haya cometido el crimen hoy y tres días antes hubiera cometido otro. De mientras, debemos buscar por todos lados el número 8.
-Pongan sus bonitos culos a trabajar muchachos, que este cabrón ya nos lleva dos putos pasos por delante- grito Téllez en medio del caos- y tú te vienes conmigo.- me tomó del hombro dirigiéndome a la patrulla.

De regreso a la base nos damos cuenta que todo el personal está jugando mientras cientos de teléfonos suenan al unísono. El jefe se siente tan sorprendido de la postal que ve que toma un teléfono y contesta.
-Pérez, tienes un X8 en las Palmas.- se dirige a la otra mesa y repite la acción- Cortes, un X31 en vida mejor. Los demás, atiendas las putas llamadas que esta perra ciudad se anda desmoronando- los oficiales, atónitos, se dirigieron rápido a sus puestos a responder cada una de sus llamadas.
-No puedo creer que tengamos a un asesino en serie y estos malditos oficiales no hacen ni vergas. Esto es lo que pasa cuando tienes palanca pero no sabes ni siquiera levantar el perro teléfono.
-Ni que me diga, en este país lo que prospera son la delincuencia y la corrupción. La última es la hermana gemela de la primera.
-Acaso es usted uno de esos románticos que prefirió el crimen en vez de las mujeres.
-Quiera o no, el crimen y las mujeres tienen algo en común. Las dos son mejores en la noche que en el día.
-Eso que ni qué.
-Bueno, regresamos al trabajo que es un chingo. Dime qué es lo que tenemos.
-Un cuerpo sin encontrar. Lápiz labial rojo del número 40. A los hombres los atan, el detalle aquí es que no existe forcejeo alguno, es como si ellos quisieran ser atados. 
-Pues trabajemos desde ahí. ¿Por qué querrían ser atados?
-Por muchos motivos: placer, conocer, experimentar, juegos de rol.- fui enumerando cada una de las formas en las que un hombre podría sucumbir a las garras del placer. Pero mientras más los contaba más dudas surgían.
Una nueva llamada se hizo sonar después de todo el caos que había. Desde nuestra oficina podía escucharse de lo que se trataba, un robo a mano armada a casa habitación. Esa pequeña interrupción aclaró algo nuestra mente.
-¿Y si se trata de un robo?
-Explíquese mejor.
-Tal vez los lleva amenazados y para no ser heridos deciden ser atados.
-Eso podría explicar las ataduras sin señal de defensa.
-Lo que nos queda es saber de donde fueron sustraídos.
-Mientras hacían el peritaje no encontraron billetera o alguna identificación, tendremos que esperar que alguien reclame el cuerpo.
-Son hombres de entre 30 a 35 años, lo más probable es que estén casados. Pero si fueron raptados en mitad de la noche tal vez se encontraban en zonas " prohibidas".
-También tenemos una serie de problemas.
-¡Digamelos ya!
-No se encontraron huellas o algún indicio que nos pueda decir algo sobre el asesino. No tenemos registro sobre casos aislados.
-Claro que no tenemos base de datos, esto no es el gabacho para tener control sobre todo. Si se da cuenta apenas y podemos con estos estúpidos que ni un teléfono pueden responder.
-Eso es a lo que me temo, al no tener ningún indicio no podremos encontrar al asesino.
-Aunque sabe, mientras trabajaba en el D.F escuche sobre unos crímenes cometidos por un depravado.
-Cuénteme más sobre eso.
-Se le conoció como Asesino Escarlata. Pero no tiene nada que ver en el caso. Lo único que son iguales es poner números en las muñecas para decirle al mundo cuántas víctimas tenía.

Un ligero sabor amargo aflora sobre mi garganta. Quería un caso que pudiera redimirme, pero no es este tipo de caso. 
En el país son muchos los casos que quedan impunes, los motivos son varios: grandes mandos tratando de ocultar cosas, mal manejo de datos, contaminación en la escena del crimen. En ocasiones todas ellas se juntan para ocultar algo mayor. Yo tengo experiencia en estos tipos de casos por la temporada que viví en el D.F y el desafortunado desenlace que tuve.

Voy manejando hacia mi casa, una pequeña vivienda del INFONAVIT que salió de mis impuestos. Desde que era pequeño siempre quise una casa propia, pero no una pequeña estructura en la que pueda escuchar lo que dicen los vecinos. Tomo un baño para irme a dormir, la maldita costumbre de repasar todo para ver si no hay algo que me faltó o que simplemente se me pasó. Mentalmente hago una maqueta de las casas en busca de algo, una firma o sello distintivo. Aparte de las letras, números y las casas, no hay nada similar. Los hombres no tienen algo en común (con lo poco que sabemos aún no encontramos algo que los conecte), son sólo rastros de alguien que sabe bien cómo esconder el resto de las migajas.

Al hacer todo eso me duermo y sueño con lo que viví hace varios años.














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