Entré a la policía a los 25 años, fue un duro proceso porque muy pocas personas sin ayuda de adentro podrían quedar en un puesto relevante. Yo fui esa excepción a la regla. En el proceso de selección me acompañaba la que era mi prometida, con la esperanza de quedarme y con ello la oportunidad de casarnos. Esa era la primera de todos los años, yo hacía las pruebas y ella estaba afuera esperando a que saliera con un papel avalando mi ingreso y el anillo de compromiso en la otra mano. Un golpe de suerte llegó después de intentarlo tres veces, me aceptaron y como ella se lo imaginaba sucedieron las cosas.
Cuatro años después tuvimos nuestro primer hijo. Un chiquillo que tenía el cabello de ella (castaño claro, ondulado) y mis ojos ( color verde). Éramos una familia feliz con la esperanza de que algún día nuestras finanzas y la vida nos diría que era momento de irnos de aquí. Para mala suerte a mi me tocó un caso que tenía que ver con unos capos, en ese entonces, mi jefe me pidió que por favor diera carpetazo al asunto y dejará morir todo por la paz. Yo de necio le dije que el trabajo de un buen policía era no dejar desamparada a las personas y estábamos aquí para servir a la sociedad, no para manchar de sangre al país. Era consciente de lo que podría pasar, pero yo quería tomar ese riesgo.
Se lo platiqué a mi esposa, ella con voz cortante y un poco furiosa me gritó implorando que abandonara el caso.
-Quiero dejar un mundo mejor para mi hijo.
-En ese proceso tú no estarás para verlo crecer- dijo ella con lágrimas en los ojos.
-Pero si doy con ese cartel podríamos dejar este país.
-¿Cuál es el costo?- se detuvo antes de que la voz se le quebrara más- que tú estés muerto.
-Pero…
-Sabes bien como funciona todo esto, Rafael. Ellos te encontrarán y te mataran.
-No sí nos vamos antes.
-No tendríamos tiempo. En lo que tu andas buscando ellos te encontrarán.Decidí terminar aquella discusión cuando mire que mi hijo nos observaba desde su habitación. Fui directo a su cama para volverlo a dormir. Estaba a punto de irme cuando él tomó mi mano.
-Papá, quiero que estés vivo para cuando yo me gradué.
-Sabes que así será.
-Pero yo escuche…
-Lo hago por tu bien y por el bien de esta familia.
-Pero eso terminará contigo.
Las lágrimas comenzaron a salir por montones. Ya no podía ver aquellos ojos que sólo me decían que me detuviera. Yo seguí con el caso un par de meses más, antes de aquel incidente.Una noche de febrero yo regresaba a mi casa. Eran las 9 de la noche y vi que todas las luces estaban apagadas, sabía que algo malo estaba ocurriendo. Ellos se dormían cuando yo llegaba, pero esta vez no fue así. Entré con cautela, pero sin darme cuenta un tipo me dio un golpe fuerte en la cabeza dejándome inconsciente.
Pasaron horas antes de que yo pudiera recobrar el sentido, el oído me zumbaba y la cabeza me dolía. Cuando me iba a sobar me percate de que estaba atado en una silla de madera, la luz me había dejado siego por unos segundos, pero cuando recobre la vista mire a mi familia atada al frente.
-Tu jefe dijo que pararas. Debiste hacerle caso antes.
-No le hagan nada, por favor.- implore lo más que pude.
-Eso mismo hubieras pensado antes- aquel tipo le soltó un golpe a mi esposa en el vientre-. Aquí están las consecuencias de tus actos.Llevaron a mi hijo a la otra habitación, mientras que a mi y mi esposa nos dejaron juntos mirándonos frente a frente. Alguien me amordazó la boca para no gritar con lo que estaba a punto de ocurrir. Un segundo tipo se dirigió a mi esposa y comenzó a quitarle la ropa lentamente. Tocó todo su cuerpo con las manos haciendo círculos en su estómago, sus senos eran aplastados de tal forma que a ella le dolía, pero eso parecía excitarle a ese sujeto. Su mano derecha bajó hasta tocar su vagina y comenzó a introducir sus dedos. Yo veía como ella trataba de zafarse de todo eso, pero era inútil. Todo fue en vano. Yo también quería salir y darle algunos tiros, pero no podía. Aquel espectáculo siguió por más de media hora, mientras que la tocaban y hacían con su cuerpo lo que ellos quisieran, yo estaba temblando de furia.
-Tuviste la oportunidad de detenerte, no lo hiciste, así que ahora sufre.La soltaron de la silla sólo para violarla. Sus gritos eran infernales. Yo me sentía como un estúpido al sólo ver todo aquel horror que sucedia frente a mi. Mientras uno se cansaba el otro lo releva para tomar fuerzas. Siguió así por otra media hora más hasta que ella se desmayó por tanto dolor. Cuando finalizaron sólo me vieron a mí con cara de desprecio. Un tercer tipo llegó, arma en mano, y se puso enfrente de mí. Creí que hasta aquí llegaría, que este acto tan macabro tendría un final simplón, pero no fue así. Me saludo con una sonrisa que sólo se ve en aquellas personas que aman ver sufrir a los demás. Tomó su arma y le puso el silenciador. Después fue directo hacia mi esposa y disparó sin contemplaciones. Yo estaba destruido, sin fuerzas para luchar cuando un cuarto sujeto llegó con mi hijo. El vio a su madre tirada y comenzó a llorar. Antes de que saliera corriendo para abrazarla, el tercer sujeto apuntó hacia él y le disparó sin contemplaciones. Los cuatro me miraron sin sentir remordimiento, ni culpa. Sólo era uno más que les debía.
-Todo lo que te pudiste ahorrar si sólo hubieras hecho caso.
Cuando creí que iban por mí ellos se fueron. Las sirenas de la patrulla comenzaron a escucharse a lo lejos. El oficial Matus vio toda la escena sin contemplaciones. Me vio atado sin la más mínima sospecha de que seguía vivo. Creyó que ya había muerto, pero eso era lo que ambos deseábamos, mi muerte.
Estuve una semana en suspensión de mis labores. Me dieron más tiempo, pero yo no quería estar en mi casa ni mucho menos en un lugar seguro. Cuando regresé a la oficina todos los policías me vieron con cara de tristeza y pena. Yo tomé de nuevo mi oficina sin decir una sola palabra. A los pocos minutos una mujer con el labial corrido llegó a mi oficina.
-Vengo a levantar una denuncia por violación.
-Yo sólo me encargo de crímenes serios.
-¿Usted cree que esto no es serio?
-¿Dónde estaba cuando la violaron?
-En una fiesta.
-¡Ahí lo tiene!
-Está tomándome el pelo.
-Quienes le tomaron el pelo son sus violadores, no yo. Regrese cuando esté muerta o cuando haga justicia por mano propia.
-Es usted un…
-¿Qué ocurre aquí?- dijo mi jefe al ver la pequeña discusión.
-Que este desgraciado no quiere atenderme.
-Ya le dije a la señorita (que ya no es señorita) que yo solo atiendo crímenes de verdad, no algo que se puede evitar. ¿Acaso ya vio que está vestida como una remera?Aquella joven estuvo a punto de propinarle un buen golpe si no fuera por Matus que la detuvo.
-Señorita, en esa otra oficina la atenderán y levantarán su acta.
-¡¿Gracias?!Se fue con la cabeza agachada. Cuando me di cuenta de lo que había ocurrido ya no podía hacer nada por remediarlo. Sentí culpa y vergüenza por la forma en la que había actuado. Una cruda moral empezó a aflorar en mi mente.
Si no fuera por Matus que me regreso a la realidad yo estaría llorando como Magdalena.
-Hay algo que quiero decirle.
-Perdón por lo ocurrido.
-Es de eso que quiero hablarle.
-Mi superior me ha dicho que se debe de tomar unas vacaciones. Se le regalará un año entero, se suspenderá sus labores, pero no se le va a quitar su sueldo. También le daremos un viaje a Hawai.
-Sabe que no hablo inglés. Y tampoco quiero tomar el viaje.
-No se le está preguntando. Es una orden.
-Me vale madres sus órdenes.
-Pues esta orden no le valdrá. Tiene dos opciones: toma el maldito viaje o se le quita el empleo.
-Pues quíteme el empleo.
-¿Está seguro?
-Sí.
-Pues déjame decirte algo. Dudo que alguien lo contrate con este historial.
-Pues veré que hago.
-Por una vez en su maldita vida, hágame caso.El recuerdo seguía vivo y aún cortaba todas mis entrañas. Sabía que tardaría años en encontrar un puesto de trabajo y que a lo mucho que podría esperar sería al de un barrendero. Dudé antes de darle una respuesta contundente.
-Tomó el viaje.
-Al fin comprende.
-Me voy.
-Debe recoger sus cosas.
-¿Por qué?
-La otra cosa es que lo mandaran a otro Estado. Esto es por su bien. Debido a lo ocurrido usted…
-Ya estoy fichado y si sigo buscando cosas podrán dar conmigo- dije convencido de todo.Tomé las pocas cosas que me quedaban y tiré las cajas a la basura. No llegué a mi casa para buscar ropa, lo que hice fue pedir el vuelo para el día siguiente y esperar a que dieran las 7 de la mañana en casa de mi madre. No dormí ese día por el miedo al lugar donde me iban a mandar. Pero todo se disipó cuando escuché otra vez los disparos. Todo es por tu bien, sólo debes de continuar y dejar que el recuerdo se vaya. Somos valientes, podemos con todo.
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Dark Ballet
Mystery / ThrillerDespués de recibir una misteriosa llamada, Rafael empieza a investigar una serie de asesinatos en su zona. En conjunto con el general Téllez, deciden poner manos a la obra para buscar pistas, pero el cuerpo policíaco no ayuda en nada para lograrlo...