Dark Ballet

Capítulo 10: M. J

Por un instante creí que me haría más cuestionamientos, pero no, decidió tomar la mentira antes que preguntar. Pocos aquí (menos por esta zona llena de delincuentes) tienen familiares en la fiscalía. Además, decir que eres familiar de uno puede llevarte a la muerte. Por eso voy a tener un poco más de cuidado.
Ya van casi tres semanas desde que me detuve en los asesinatos. Fue premeditado, se muy bien que después de que pasa el mes, la carpeta cae en manos de otras personas que no hacen más que hurgarse la nariz y ver narcoseries -a veces creo que esos tipos aspiran a ser narcos que policías, ironías de la vida-. Aprovecho este tiempo para agilizar mi táctica (tanto de caza como de tortura), ya vi uno que otro instrumento para ocuparlo. Los compro por Mercado libre y los pago en el OXXO para no generar señales de mis tarjetas de crédito. 
Sólo debo esperar un poco más. Sólo dos días para que me dejen actuar de buena fe, además, será más difícil aún ya que cambiaré mi método de tortura y eso los dejará en hacke y jamás me atraparan. La mayoría de los crímenes quedan impunes (al menos que se trate de alguien poderoso).

Voy manejando mi Tsuru en la carretera que va hacia el puerto. Según me dijeron mis conocidos hay un bar que se llama "El fontanero" en frente de la Universidad UDM. La mayoría que recurre a ese lugar son estudiantes, pero también hay adultos de más de 30 años que van por… quién sabe sus razones, pero ellos asisten para convivir.
En mi recorrido me encuentro con varios universitarios creyendo que podrán conquistarme, pero están muy equivocados. Ninguno de ellos me convence, hasta que doy con alguien. Se trataba de un un señor de 35 años, me recordó a ese oficial estúpido con el que tuve contacto hace dos años y me trato de loca y ramera. Fui con él y le invité a la primera copa. Para la sexta ya habíamos ido al baño a besarnos y en un descuido ya íbamos para mi casa. Yo iba manejando porque ese tipo estaba que se caía de muerto por el estado de ebriedad. 
Llegamos a las 12 AM a mi casa, las luces se encontraban apagadas y se me hizo difícil encontrar el apagador con aquel mastodonte que cargaba. Se llevó más de cuatro golpes en la cabeza y tiró más de cuatro jarrones (dos de ellos eran mis favoritos).
-¿Dónde estoy?- dijo algo adormitado.
-Estás en el paraíso, cariño.
Poco a poco lo fui bajando al sótano. Una especie de cámara que cancelará el sonido. Cuando supuse que iba a vivir aquí mandé a construirla. Al principio quería que sirviera de estudio de grabación, pero después las ideas se desvanecieron y mejor lo convertí en mi set para asesinar.

Tome las correas que tenía sueltas. Até las manos y después los pies. Sabía que esto no le iba a doler así que mejor no lo grabe. Saqué mi charola de instrumentos y comencé con el crimen.
El primer corte fue en la entrepierna, después hice un círculo con el bisturí en su estómago. Quería ver cómo se desangraba, así que corte las muñecas para que lo viera lento. Al ver lo que estaba haciendo empezó a gritar como loco. Con el dolor se le pasó la bolera.
-Maldita bruja. ¡Auxilio!
-¡Jajajajaja! Cariño, aquí nadie te va a escuchar.
-Zorra, me las vas a pagar.
-Lo dudo, policía de cuarta. Crees que no me acuerdo de ti?
-¿De qué hablas, puta?
-De que tu eres él maldito que me dejó esperando en la comisaría. Te burlaste de mí al decirte que fui violada.
-Pero si yo soy reportero.
-¡Cállate!
Corté su garganta de desesperación. Mire como se estaba ahogando con su propia sangre y como tosía. Estaba llena de rabia que tome el cuchillo y lo apuñale en el corazón. Esto no me ayudó, así que mejor lo apuñale varias veces hasta dejarlo como un queso. No me había dado cuenta que yo estaba cubierta de sangre y que estaba riéndome como desquiciada. 
Fui al baño a lavarme todo el cuerpo, nunca antes había sentido tanta adrenalina en mis venas que decidí hacer otra locura. Baje de nuevo al sótano, tome el bisturí y le escribí en las muñecas 10 y M. J. Después de eso fui a mi librería por una hoja y un lápiz para apuntar una carta.

Desde hace mucho tiempo que hago esto. Como siempre la policía no hace nada y jamás hará algo por cambiarlo. Recuerdo que hace dos años un maldito policía me dijo "Vuelva cuando haga justicia por su propia cuenta, o cuando esté muerta. Lo que ocurra primero". Eso es lo que estoy haciendo ahora. Tomó la justicia por mi propia cuenta. 
El cabrón que ven ahora se parece mucho al que me dijo ramera y prostituta. Ojalá algún día den conmigo y yo seré feliz de estar bajo las rejas. Tal vez me vean como una loca, pero soy una de las muchas que lastimaron y ahora soy una de las pocas que lastiman.  Rafael, si ves esto quiero que sepas que eres un bastardo presumido.

Atte: Miss Jackson.

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