09 de junio/ parte 1

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— Te quiero no por quien eres sino por quien soy cuando estoy contigo

Gabriel García Márquez 




La brisa olía a sal, el océano se veía tan tranquilo, tanto como podía serlo un océano.

Apenas baje del auto, tome mis zapatillas con una mano y corrí como niño pequeño hacia la arena. Estaba fría y se humedecía en torno me iba afectando a la orilla. El viento era helado, la luna menguante, había muchas estrellas, tantas que solo dios sabría contarlas todas.

Sentí pasos acercándose y no puse resistencia a una sonrisa al verlos, uno a cada costado.

A la derecha, mis risos de oro, mi sol positivo, mi mejor amigo, mi Cori.

A la izquierda, el sarcástico, el frío, el arrogante, el estúpidamente perfecto, el chico que me gustaba y al que deseaba llamarlo mío, Zack.

Nose como terminamos así y sin duda no tenía la más mínima idea de que pasaría en adelante, ni de lo que me deparaba el resto de la noche.

- ¿Alguien sabe dónde rayos están los malvaviscos? – Teo se oía desesperado.

- En la mochila, busca bien. – respondió Natty que ayudaba a Cori con la fogata.

No hacía mucho viento, aun así la llama no lograba mantenerse. Eso me hizo pensar si fue una buena idea venir a estas horas.

- ¿Nerviosa, Natt? – Luis habló, sentándose a mi lado.

- ¿Crees que fue buena idea hacer esto?

Inclino un poco su cabeza – ¿Qué cosa? ¿Venir a la playa o que les hallas preparado un regalo?

Inmediatamente le hice señas de que bajara la voz – Ambas, en realidad. No creo que quieran celebrar su cumpleaños

Ambos dimos una vista fugaz hacia los gemelos, quienes ni siquiera se miraban. – Pues la idea de venir aquí fue de Zack. – concluyó encogiéndose de hombros.

- ¿Qué?



Flash Back —

Luego de que bajáramos y cenaremos – algo muy incómodo, por cierto – Nona empezó a insistir a los chicos de tener una fiesta de cumpleaños el día de mañana, ambos se negaron más que todo, evitaron el tema.

Algo entendible.

Yo me sentí bastante cohibida después de lo que Zack me había dicho, así que preferí irme a casa, no pude siquiera mirarlo en toda la cena. Cuando estaba por irme, Teo me detuvo, diciendo que querían ir a la playa para celebrar el cumpleaños de los chicos.

Todo fue demasiado rápido, tanto que siquiera pude pensar en mi madre. De un momento a otro, todos empezaron a embarcar comida en la camioneta de Zack y el auto de Teo, cruce un par de miradas con Zack en ese proceso, no podía mantenerlas por más de tres segundos.

Mire el reloj y ya daban las ocho de la noche.

¿a esta hora quieren ir a la playa? – pensé.

Todos los adultos parecían estar de acuerdo con que fuéramos a la playa, en especial Nona. Cuando me despedí de ella, aún confundida de lo que estábamos haciendo, me sorprendió la gran sonrisa que me regalo.

ENTRE LA VIDA Y ELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora