Nos sabremos encontrar

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Al otro día durante el desayuno a Bruno se le miraba muy ansioso. Cuando terminaron Isabela lo vio dar vueltas por el pasillo murmurando.

— ¿Estás bien tío? — preguntó ella

— Es que quiero pedirte algo

— ¿Qué cosa?

— Quiero hacer un huerto, algo hermoso y perfecto en la punta de la torre justo donde está el techo de cristal ¿Podrías ayudarme? — dijo con un gesto nervioso

— Claro sin problema, después de mis actividades por el pueblo — Sonrió amablemente

— Bien te veo al rato entonces —  se puso la capucha y corrio a su habitación lo que dejó a la menor extrañada

Ella hizo sus actividades con normalidad, en cuanto terminó se dirigió con su tío, sabía que estaba en casa porque ese era el día en que el se la pasaba haciendo visiones que entregaría al siguiente día, llamo a su puerta tres veces y no salía, así que decidió entrar, oyó la arena así que subió hasta la cueva de visiones, ya no había que subir tantos escalones ahora la arena ayudaba a  formando una pequeña nube que los llevaría a su destino, en cuanto estuvo afuera de la cueva lo escucho hablar.

— ¿Porqué? No pedí esto, yo no quiero una nueva visión así, ¿Qué pensará mi familia si ve esto? ¿Me volverán a odiar? No, no, no está vez se tiene que evitar, no voy a dejar que Camilo se vaya y menos de esta manera que al parecer es como si la familia lo echará, hablaré con Pepa, estoy seguro de que si lo vigilamos esto no pasará — dejo la visión sobre una repisa

Isabela palideció al momento, ¿Irse? ¿La familia lo rechaza? Definitivamente sabía el porque, quería salir corriendo y olvidar lo que escucho.

— ¿Isa? — Bruno la vio ahí parada sin articular ninguna expresión

— Tío — susurró

— ¿Estás bien? Te vez pálida, ¿Quieres que vayamos con tu mamá? Podemos dejar lo del huerto para otro momento — la miró con atención

— No, estoy bien, solo me mareé un poco al subir en la nubecita — dijo tratando de sonreír

— ¿Segura? — se mostró dudoso, puesto que Mirabel, Antonio además de otras personas habían subido y jamás habían presentado un mareo

— Si tío, todo bien, vamos a empezar con el huerto — se dió la vuelta para subir

Bruno fue tras ella sin comentar nada, las horas pasaron, ella se enfocó en las plantas que le pedía su Bruno, quería evitar a toda costa pensar en su decisión.

— Todo está quedando hermoso — Bruno miró la habitación

— Este lugar es muy bonito, las plantas solo le dan el toque — contestó ella terminando de acomodar algo de lavanda

— Gracias por esto de verdad — se acercó y tomó sus manos

— De nada tío, haz hecho mucho por la familia lo mínimo que podemos hacer es ayudarte en lo que podamos

— Realmente estoy orgulloso de que hayas decifrado la visión que te di cuando eras niña

— Mi don maduro como las uvas, me tarde en entenderlo, pero gracias — le dió una abrazo

— Debes ir a descansar, te vez cansada

— Si tío, hasta mañana

Salió de ahí, entro a su habitación y corrió a su escritorio.

“Necesitó hablar contigo"

Paso la nota por debajo de la puerta de Camilo y regreso a su habitación. Se encontraba dando vueltas, sus lágrimas amenazaban con salir, jamás había sentido tal cosa, pero tenía muy claro lo que tenía que hacer, recordó lo que habló una vez con Dolores.

El secreto de la reina de las flores y el cambia formas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora