El problema con la bofetada del profesor de historia del cual no recordaba el nombre se extendió con rapidez por el palacio, por orden del Rey los guardias me escoltaron hasta mi habitación, sin permiso a cenar, estar ahí y esperar a que los problemas con el hombre golpeado que no me quería ver ni en pintura, mucho menos seguir con la educación que me proporcionaba por primera y ahora última vez.
Mientras me encontraba sola, tirada en la cama con sencilla ropa de dormir, aproveche el momento de intimidad para tomar la caja que por días deje de lado; cuidadosamente hale en cinto y quite la tapa emocionada de lo que encontraría, como primer objeto estaba una vieja foto enmarcada de cuando tenía solo doce años, sentada en la silla reclinable mientras en mis brazos reposaba un hermoso y ruidoso bebe.
Se trataba de Hans, uno de los más pequeños, su nacimiento fue unos días atrás a la foto, me encontraba tan emocionada por el recibimiento de un nuevo hermano que con los ahorros que tenía contrate al camarógrafo que vivía en los pequeños edificios de Winterwelfing a unos cinco kilómetros de donde vivíamos tarde cinco horas de ida para contactarlo, al menos al volver fui traída en lo que en el momento pensé que era un lujoso auto, aunque su pintura estuviera desgastada y una de sus puertas no se pudiera abrir.
Dejando a un lado la foto, tome el primer libro que mi padre me regaló, no había historia alguna, nada más, eran varios dibujos en blanco, preparados para ser coloreados, debía admitir lo mala que era para colorear, teniendo aun mi edad no era la mejor en ese trabajo, pero agradecería tener bellos recuerdos a la mano.
Lo siguiente era un viejo anillo de oro y una preciosa mariposa como adorno que ya no me quedaba; mi padre me la regaló cuando tenía dos años, a pesar de no recordar el momento la llevé durante años hasta que dejó a encajar en alguno de mis dedos a medida que crecía, fue un detalle caro, el oro lo era en esos sitios, pero según sus palabras valía la pena trabajar tanto para lograr tal obsequio para la que, en ese momento, a mi corta edad era su única hija.
Seguía una pelota de hule, con un nombre marcado, el de mi hermano Harald, recuerdo las discusiones, era un niño muy apegado a sus cosas, tanto que las discusiones con él eran interminables con tal de poder tomar sus juguetes por un momento, sobre todo la vieja pelota de hule que ahora me obsequiaba.
Lo siguiente fue un prensa pelo de Helmi, tenía purpurina blanca por todos lados junto a cristales que asemejan diamantes, lo hice con ella cuando era más pequeña, insistía en ser una princesa y esa su tiara, creo que si supiera lo que debía hacer para ser una princesa se retractaba de querer ser una.
En el fondo estaban dos figuras de madera las cuales mi padre hizo para decorar mi mesita de noche, un dragón y un león los cuales conocí por cuentos infantiles.
Por último, una hermosa foto familiar hecha en el conteo de población realizado un año atrás, extrañaba estar con ellos, eran mi apoyo y en serio lamentaba la tonta discusión con Dhalia antes de marcharme.
—Veo muchas cosas ilegales a tu alrededor esta noche—Lennox apareció frente a mí, no sabía en qué momento ingresó, solo me preguntaba cuánto exactamente estuvo aquí.
—¿Quién te dio permiso de ingresar? Es mi habitación—Lo observé con enfado.
—Bueno, le traje postre, supongo que dormir con el estómago vacío no es muy atractivo—Se acercó con un pastel con cobertura rosa a mí.
—No lo es, no tienes idea—Intente tomar el plato, pero lo alejó con rapidez.
—Creo que merezco un beso por esto, así tendrás el postre—Sonrió tomando asiento frente a mí.
—No te daré un beso por un trozo de comida, prefiero morir de hambre—protestó con enojo.
—Lo haré yo entonces—se acercó lentamente, seguramente esperando que retrocediera, pero no lo hice, no me sirvió de mucho las veces anteriores.

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RHIANNON
Science FictionBlaywer es un extenso reino el cual ha sido dirigido por más de tres siglos por una grande e insensata monarquía la culpable de dividir su pueblo con un gran muro entre los más inteligentes y poderosos, y los más humildes y "débiles". año tras año t...