Las bodas eran un tanto complicadas, más si se trataba de una de la realeza, adornos, tradiciones y los nervios que cargaba no ayudaban mucho a mis estilistas que intentaban que me encontrara perfecta para la ocasión, frente a las cámaras y frente a los invitados importantes.
El vestido estaba terminado, con el mismo aspecto elegante, pero sencillo, encajaba en mi delgado cuerpo, los tacones a pesar de no notarse eran igual de elegantes, dorados, llenos de diamantes, brillantes, caros y con una mediana flor de cristal como adorno.
Mientras peinaba mi cabello rojizo, realizando un Moño messy trenzado, jugueteaba con la preciosa máscara dorada que llevaría más tarde puesta, esta cubriría parte de mi rostro, luego sería quitada por mi prometido para dar inicio a la unión. Al terminar con mi cabello continuo el maquillaje, un rubor dorado bastante suave para apenas ser notado, con una sombra de ojos oscura, sin delineado, pero con una peculiar mascarilla de pestañas doradas que me resaltaba la mirada, los labios rojos y sobre los pómulos colocaron piedras preciosas genuinas, lucía diferente y extraña con tantos productos en mi rostro a la vez, aunque no me sentía absurda, seguía viéndome bien, a pesar de todo.
Los pendientes se sostenían tanto de mis lóbulos como de mis caudas helicis, doradas, al igual que todo lo que llevaba encima tenían forma de picos y bajaban hasta tocar mis hombros con los pequeños adornos de diamantes que traían. Luego la tiara dorada con diamantes en todas partes, en el bodoque, en los doce piquillo y en el trébol eran más grandes, al ser fijada en mi cabeza y luego la máscara supe que no había marcha atrás, este era el último movimiento para ser parte de la familia real, para pertenecer a ellos.
—Es Hora—sonrió mi dama con emoción, estaba bastante elegante con su vestido plateado con el cual me acompañaría hasta el altar.
—Te ves preciosa—sonreí poniéndome en pie, su felicidad me tranquilizaba un tanto, era lo que necesitaba.
Con su ayuda y la de los estilistas me transportó hasta el salón en el que se celebraría la boda sin que nada fuera estropeado, al estar allí, frente a la puerta cerrada, uno de los guardias se encargó de avisar mi llegada.
La música nupcial comenzó a resonar en cada rincón y la puerta se abrió de par en par, dejando a mi vista las personas que se encontraban y divisaron la boda, desde el otro lado, mientras comenzaba a caminar por la alfombra roja Lennox hacia lo mismo desde el otro lado hasta llegar al centro, estaba bastante guapo con su traje dorado, su máscara bastante parecida a la mía y su corona con diamantes rojos y azules intercalados en su bosque y veinte piquillo.
El hombre frente a nosotros vestido de plateado al igual que todas las personas, este traía una capa dorada a diferencia de los demás, dio un paso frente a los dos y se aclaró la garganta.
—Ahora quítense sus máscaras uno al otro—ordeno mientras estábamos uno frente al otro.
Como se había realizado en las prácticas donde mi maestro fingía ser mi prometido, acerque mis manos a las cintas de la máscara de Lennox, las desate con delicadeza para no dañar su cabello perfectamente peinado y lo coloque sobre la funda roja que llevaba Yannick, luego él prosiguió quitando la mía con la misma delicadeza para no arruinar mi peinado y nos observamos fijamente antes de girar hacia el hombre para que continuara con la ceremonia.
—En este momento nos encontramos todos reunidos para la unión de su majestad el príncipe Lennox Backe y la señorita Rhiannon Panou—Hizo una pausa observándonos fijamente—bajo el apellido real Backe, una gran unión bendita por los antepasados reales, en donde junto a esta unión nos prometieron continuar con las enseñanzas a las futuras generaciones y brindaran al reino paz, amor y justicia desde este momento hasta el final de sus días—sonrió ampliamente mientras se acercaba hacia nosotros con una pantalla en sus manos—Todos somos testigos de que el amor y matrimonio de estos jóvenes prosperará, brinden un futuro prometedor a todos al igual que herederos que se guíen tanto por sus pasos por los de sus antepasados.

ESTÁS LEYENDO
RHIANNON
Science FictionBlaywer es un extenso reino el cual ha sido dirigido por más de tres siglos por una grande e insensata monarquía la culpable de dividir su pueblo con un gran muro entre los más inteligentes y poderosos, y los más humildes y "débiles". año tras año t...