022

61 44 31
                                    

El bosque en temporada de invierno era precioso, aunque el frío era tan letal como una bala. Me encontraba cubierta con la grande y protectora ropa que mis padres procuraron que utilizara antes de salir a jugar con mis compañeros de clase, como ellos creían que hacía a diario, aunque en realidad era tratada como la niña rara por con solo escasos siete años, actuaba mayor a mi edad, responsable y cuidadosa.

Tampoco es que fuera tan divertido el jugar con ellos, después de todo les encantaba ensuciar sus ropas, dañarlas y lastimarse a propósito como parte de la diversión. Mientras ellos lo hacían me encargaba de conseguir pequeños animales que pudiéramos comer, hoy se celebra el final del año, y el haber sobrevivido la mitad de la temporada de invierno, por lo que era importante para mi que tanto mis padres, como mis tres hermanos menores disfrutaran de una nutritiva cena.

Observé a un zorro a lo lejos, eran bastantes astutos, tanto como para encontrar comida cuando escaseaba, por lo que de forma precavida seguí al brillante animal, despacio, guardando cierta distancia de este, una guarida de conejos ¡genial! después de todo, la carne de conejo llenaría nuestras panzas, la pasariamos bien si atrapaba a uno grande, solo tenía que acercarme y...

—¡Hola!Brinque ante la voz desconocida, provocando el ruido suficiente como para espantar tanto al zorro como a los conejos los cuales se ocultaron.

—¡Oye! acabo de perder mi presa por tu culpa—le observe con enfado, tenía unos preciosos ojos azules, que con la luz invernal parecían diamantes gracias a el brillo que tenían.

—Lo lamento—su voz era suave, pero fuerte—Solo tenía curiosidad de lo que hacías, ahí agachada junto al árbol—se pasó las manos por su melena rubia, lucía sedosa, bien cuidada, no como mi cabello enmarañado.

—Intentaba conseguir la cena de fin de año—le confieso al niño demasiado limpio para permanecer en este lugar—¿quién eres?—cuestione acercándome a él, intentando intimidarme, con mi pequeña navaja, aunque era lo suficiente alto, y seguramente ágil para escapar con facilidad.

—Soy...Len...Lex—soltó con una sonrisa, mientras levantaba sus brazos, como en son de paz.

—Lex...suena a nombre de niña—le confieso viendo como este se ofendió un poco—¿eres una niña?—Extendió mi mano, picando su pecho con mis dedos y luego colocando mi mano atrevidamente sobre este, después de todo lucía mayor, y si lo era seguramente tendría senos, o indicios de ellos.

—¿Qué haces?—retrocedió abruptamente, cayendo.

—Solo queria ver si eras una niña—levanté mis hombros, restándole importancia—Intentaré cazar de nuevo, adiós Lex

—¿Te puedo acompañar?—le observe de pies a cabeza.

—Luces muy delicado como para poder cazar algo, pero está bien, acompáñame.

Le sonreí intentando ser gentil y junto a él, camine por el bosque, a su lado, era un chico bastante interesante, tenía doce años por lo que era unos cinco años mayor que yo, era bastante inteligente y sabia mas de lo que había aprendido con los libros de mi padre, tambien sabia otro extraño idioma, o eso aparentaba ya que no estaba segura, después de todo ni lo conocía. por mas que intente encontrar algo, fue en vano por lo que me sentía derrotada.

—Lamento haber dañado tu casa—me observó, sentándose a mi lado.

—Bueno, supongo soy lo suficiente pequeña como para ser una profecional en esto—hice una mueca.

—Puedo ayudarte, mi padre trajo algo de donde vivimos, hay suficiente comida para que la pases bien con tu familia—le observe, no muy convencida—Ya vengo.

RHIANNONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora