No soportaba al duque Lennox, las costumbres de su país eran bastante diferentes a las del nuestro, aunque no estaba segura si despellejar animales vivos, jalarme del cabello a la hora de saludarme y blandir las espadas contra el hombre que verdaderamente amaba fuera normal.
Hace unas semanas conocí a Lennox junto al príncipe de Fewang, Shaong un hombre bastante apuesto, de tez pálida y unos preciosos ojos ámbar con una preciosa forma rasgada, era todo un caballero el cual me hacía desear que mi padre lograra comprometerme con él, pero sus rudas palabras a la hora de presentarme mi futuro esposo me dejaron tan enfadada que el pensar escapar con aquel encantador chico era lo que ahora vive rondando mi cabeza.
Ahora comprometida con Lennox Backe, uno de los muchos duques de priddyling, la furia que corre por mis venas es inexplicable, es un idiota el cual desea el trono, mi trono y tengo miedo que lo pueda obtener sin problema a la hora que sea mi esposo.
Las palabras de Maeve me hacían entenderla de cierta manera, su compromiso fue arreglado como el mío, pero, ella, a pesar de ser la heredera en ese momento, no tuvo la oportunidad de elegir con quién de los hombres que visitaban su reino y posibles candidatos para tomar su mano podría estar, en vez de eso su padre eligiendo por ella le dio como esposo un hombre que por el mero hecho de despellejar animales vivos era lo suficiente peligroso para ellos, para el reino y para la salud mental de la princesa.
Cabe resaltar las pocas páginas que tenía el archivo, aunque por lo movido del día hasta ahora mientras disfrutaba el tiempo libre antes de encontrarme con el duque Wathen y su repetitiva clase de historia.
Mientras mi mirada se plantaba en las letras leyendo esta parte una y otra vez me choque contra un cuerpo tan tieso que parecía roca, una risa provino del hombre mientras levantaba la vista y al observar su rostro me quedé perpleja por la parte derecha de su rostro, la tez morena del chico cubría un tanto aquella mancha la cual suponía era una antigua quemadura y su iris de su ojo derecho era rojo lo cual suponía que era tecnología.
—Lo siento, no me fije—Hable nerviosa mientras bajaba la mirada al ver su semblante serio.
—Tranquila Princesa, estaba distraído igual—su reverencia fue suficiente para sentirme culpable por ser tan indiscreta al resaltar aquella herida.
—No debe hacerlo—me refería a la reverencia—¿Cuál es su nombre? Claro... Si no le molesta la pregunta—le sonreí.
—Ferran brung Majestad, es todo un gusto—tenía una sonrisa radiante, aunque la curiosidad no me dejaba evitar de mirar la marca en su rostro.
—Princesa Rhiannon la buscaba—me giré al escuchar la voz de Yannick.
—¿si? —me giré a mirar a Ferran, pero este solo hizo una reverencia y se marchó por donde vino.
—Podría acompañarme al jardín, para charlar un momento—asentí aun fijando la mirada en la espalda del chico para luego girarme.
—Me parece bien—le sonreí con suavidad.
Le seguí en silencio hasta los preciosos jardines del palacio, este tomó asiento en una de las bancas frente a las rosas y yo sin ganas de tomar asiento junto a él me puse en pie frente esperando que era lo que me diría para volver dentro.
—¿Cómo vas con Lennox? —Su voz era fría al igual que su mirada.
—Bastante bien, supongo—murmuré—¿Por qué la pregunta?
—Curiosidad, supongo—se aclaró la garganta poniéndose en pie frente a mí—Conozco a Lennox desde que éramos pequeños, le gusta utilizar a las personas para alcanzar lo que desea.

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RHIANNON
Science FictionBlaywer es un extenso reino el cual ha sido dirigido por más de tres siglos por una grande e insensata monarquía la culpable de dividir su pueblo con un gran muro entre los más inteligentes y poderosos, y los más humildes y "débiles". año tras año t...