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La oscuridad que se apoderaba a mi alrededor comenzaba a desesperarme, no hace más de dos segundos había abierto mis ojos y parecía como si no lo hubiera hecho en ningún momento. Atenta a los ruidos a mi alrededor, supe de inmediato que me encontraba en la habitación, y que seguramente habían cubierto cualquier lugar en donde la luz pudiera entrar, por lo que contaba, llevaba cuatro días en esto, aunque parecía no estar despierta por completo, Lennox me ayudaba en la mayoría de mis necesidades y luego caía rendida en la cama, perdida en un sueño que no podía controlar.

Me puse en pie, sintiendo las piernas temblar como espagueti y la cabeza doler de tal manera que a pesar de la oscuridad prefería mantener los ojos cerrados mientras caminaba por la habitación, guiándome por los recuerdos fotográficos para poder salir de la habitación. Al lograr tomar el pomo me sentí bastante ansiosa y giré este con cierta emoción abriéndome paso en la resplandeciente luz que lastimó mis ojos tan pronto como los abrí.

Solté un quejido, con enojo y me apoye de la puerta mientras mi cuerpo caía lentamente hasta quedar sentada en el fino suelo blanco que reflejaba lo que tuviera encima, suspire con dolor y justo en ese momento observe a Taia, está con mirada preocupada corrió hacia mí, sujetándome con fuerza por los brazos y ayudándome a poner en pie, estaba en completo silencio, suponía preocupada por mi estado, aunque ni yo bien sabía que era lo que me ocurría ahora.

—Majestad, se supone que no debe levantarse, volvamos a la cama—negué con cierto enojo queriéndose liberar de su agarre.

—Está muy oscuro dentro, no soy fan de los lugares oscuros—suspire apoyando mi espalda contra una de las paredes—¿Cómo es que he dormido tanto? —pregunte, segura que esto no era normal.

—Estuvo sedada a petición del doctor, para que no se lastimara con movimientos bruscos y su herida cerrara por completo—me tomo y ayudó a volver a la habitación, encendió las luces y me dejó sobre la cama—El príncipe estuvo a cargo de usted todo este tiempo, oh majestad, lamento tanto su pérdida. —hablo en tono sollozante.

—¿Mi perdida? —le cuestione sin entender mucho de lo que hablaba—las ventanas ¿Por qué están cerradas?

—Yo... Ninguna pérdida—hablo negando repetidas veces—es para que esté segura mientras duerme majestad, así nadie entra como la mujer que la atacó.

—¿Quién murió? —le observé con cierto enfado por ocultarme las cosas, ¿habían acaso asesinado a alguien de mi familia por mi culpa? ¿Mi padre estaría bien? ¿Mi madre? ¿Alguno de mis hermanos?

—Su hermana...—me observó debatiéndose en decirme o no mientras yo me llenaba de pánico ante sus palabras—perdió a su bebe, su esposo pidió el divorcio inmediato luego del embarazo fallido, lo lamento

Suspire recordando al idiota de Ivar, escapando de sus responsabilidades ahora que mi hermana podría estar más que dolida por la pérdida de un niño que seguramente esperaba con ansias, desde pequeña se interesó en todo esto de los embarazos, nacimientos y bebes, tanto que deseaba fervientemente ser una partera, un sueño que seguramente murió a la hora de quedar embarazada, lo cual pudo interrumpir su aprendizaje entre las parteras, y ahora, lo que la detuvo y le emocionaba tener había muerto.

—Me gustaría ver los jardines... Me gustaría que me ayudaras a vestirme para el día—apreté las sedas que me cubrían, sintiendo un profundo enojo de repente, debí haber matado a ese idiota cuando tuve oportunidad.

—Lo lamento majestad, pero en este momento se está celebrando una fiesta de compromiso, la princesa Valkiria fue comprometida con el príncipe y heredero al trono de Husayni, el diseñador se encargó de hacer un precioso vestido para la celebración, teniendo las costumbres del país, pero no está en las condiciones de ponerse en pie.

RHIANNONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora