Capitulo 24

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Sonreí, despidiéndome de Poppy cuando salí del trabajo. Mis vans se arrastraban a lo largo de la acera cuando empecé el camino a casa. Hurge en la bolsa que llevaba por encima de mi hombro, sacando el iPod y desenvolviendo los auriculares. Los cascos se colocaron en mis oídos, hojeando las canciones hasta que me encontré una con un ritmo que acompañase mis pasos.

Mi visión vagó lentamente por el camino, sin tener mucho en cuenta lo que me rodeaba. La brisa se recuperó ligeramente, levantando el pelo de mis hombros. Doblé una esquina, guiándome hacia el atajo que siempre tomaba, a través de un aparcamiento. Pero di una segunda mirada cuando mis ojos se posaron sobre un gran coche negro. Me quité uno de los auriculares mientras paseaba un poco más cerca. Tenía que ser su coche. Reconocí parte de la matrícula.

Me di la vuelta en el mismo lugar, sin moverme, en busca del chico alto de pelo rizado que hacía que mi corazón se agitase desquiciado. La decepción que me llevé al no encontrarle me sorprendió un poco. Mi mirada se desvió hacia el edificio al cual pertenecía el aparcamiento. Era una especie de gimnasio. Me entró la curiosidad, vagando por la entrada. Mis manos se apretaron contra la puerta de cristal, tratando de abrirla. Una vez dentro envolví los auriculares y puse la música en mi bolsa. La recepción era bastante grande. Un montón de puertas daban a diferentes partes del edificio. Las paredes blancas estaban cubiertas de carteles promocionando clases de fitness. Una mujer en el mostrador me sonrió, gesto que correspondí educadamente.

"¿Puedo ayudarla, señorita?"

Giré la cabeza, teniendo que inclinarme hacia arriba para ver a un hombre alto y musculoso. Su imponente cuerpo me intimidaba. Creo que mi nerviosismo era evidente, ya que su severo rostro pronto se transformó en una amistosa sonrisa.

"Yo, hmmm... ¿está Harry aquí?", Le pregunté esperanzada.

Me miró durante unos segundos, teniendo sus ojos me observaron de arriba a abajo. Mostró cierta confusión es sus facciones antes de hablar.

"¿Styles?", Cuestionó su profunda voz.

Asentí con la cabeza.

"Si, aquí está... "Giró la cabeza de lado a lado, despejándose la mente. "Acompáñame."

Seguí al hombre en una enorme sala de entrenamiento. El olor a testosterona llenó mis sentidos. Había muchas personas dispersas alrededor de aquella habitación. Todos ellos haciendo ejercicio, levantando pesas, haciendo flexiones, cambiando los sacos de boxeo. Mis ojos fueron atraídos hacia el centro de la sala, donde estaba un gran anillo de boxeo. Gastadas cuerda rodeaban la plataforma de lucha.

"Está justo ahí, cariño."

Él señaló hacia un rincón. Le di las gracias, esperando a que se fuese, pero parecía interesado en la situación. Comencé a caminar hacia donde estaban dos chicos descalzos sobre colchonetas azules. Los rizos de Harry fueron inmediatamente reconocibles, algunos rizos pequeños estaban pegados a la nuca del sudoroso cuello. Las mangas de su camiseta gris estaban enrolladas sus fuertes brazos. Mis ojos recorrieron por sus largas piernas, cubiertas por unos pantalones cortos azules oscuros. Seguía de espaldas a mí mientras el otro hombre se suspendía sobre sus pies.

"Una vez más", gritó la ronca voz de Harry.

El chico se puso frente a él y le lanzó un golpe sobre las almohadillas que Harry resistió. Absorbe fácilmente el impacto, dándole instrucciones para hacer un buen gancho en la izquierda.

No les interrumpí. En lugar de eso, me acerqué a una mesa contra la pared, levantándome mientas me sentaba con las piernas cruzadas en la superficie. Me quité la tira de mi bolso, colocándolo junto a mí. Mis ojos observaban con atención las acciones que se llevan a cabo en frente de mí. Harry flexionó los músculos mientras el otro chico continuaba golpeando sobre los guantes de ataque que llevaba en sus manos. Estaba de espaldas a mí, pero el tipo que estaba atizando los golpes miró curiosamente por detrás de Harry en mi dirección.

Dark (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora