Harry se sentó en el extremo de la cama mientras esperaba a que me duchase y cambiase. Decidí llevar pantalones cortos y una camiseta, por culpa del calor que hacía era casi imposible llevar nada más. Recogí todo el largo pelo juntándolo antes de atarlo en un coletero para apartármelo de la cara.
"Sabes... sigue sin importarme si te quieres cambiar aquí delante." Escuché la voz ronca de Harry a través de la puerta.
"Sigo prefiriendo hacerlo a solas." Contesté.
Le oí reír.
"Oh, vamos, Bo. Ya te he visto desnuda".
Me sonrojé ante sus palabras, no había forma de olvidarme de ello. A mi mente aún le costaba pensar en otra cosa, la forma en la que sus manos me tocaron... Sus dedos, labios, lengua. Nunca había experimentado nada tan abrumador como esa noche. Se rompieron mis pensamientos al oír un golpe en la puerta.
"Booo." Chilló Harry desde la habitación.
Abrí la puerta para encontrar a Harry apoyado contra el marco. Una sonrisa fue estampada en su bonita cara, rizos oscuros se dejaron caer sobre su frente mientras sus verdes ojos me escaneaban de arriba abajo.
"Mierda, ya te has puesto la ropa...." Bromeó.
Aparté la mirada de él, arreglándome el pelo en el espejo cuando sentí sus cálidas manos agarrarme las caderas desde detrás. Sus largos dedos empujaron mi camiseta un poco, dejando un suave hormigueo como rastro a sus caricias.
"Pero siempre podemos cambiar eso." Susurró.
La profunda risa Harry llenó la habitación.
"Vamos." Le tiré fuera del cuarto de baño.
Nuestros dedos se entrelazaron mientras caminábamos por el parque. El sol caía a plomo mientras los niños jugaban al escondite durante el recreo. Mis ojos se posaron sobre un grupo de chicos jugando al fútbol. Nunca había podido entender cómo eran capaces de correr a toda velocidad hacia arriba y abajo por la hierba haciendo un tiempo como este. Con sólo mirarlos me hicieron sentir un calor abrasador.
No podía creer lo que vi cuando me tuve que dirigir otra mirada a uno de los chicos. Jake. Rezando por que Harry no lo hubiese visto, traté de dirigirle en otra dirección, pero ya era demasiado tarde.
"¿Cómo estás, cariño?" Me llamó Jake.
La cabeza de Harry se giró en dirección a la voz. Su mano apretó la mía antes de dejarla caer a su lado. Vi como sus ojos verdes se convirtieron increíblemente oscuros, cejas frunciéndose en un ceño. Mis manos se apretaron contra el pecho de Harry mientras él intentaba avanzar enfadado.
"Harry, para. No todo se tiene que resolver con golpes. Sé que eres más inteligente que eso." Supliqué.
"Bo, quédate allí y espérame." Contestó, sin hacer contacto visual.
"No."
Harry me miró, el fastidio enmarcaba su rostro. Sus grandes manos agarraron mis muñecas cuando intentaba empujarle hacia atrás. Pero yo no me dejé apartar, retorciéndome fuera de su agarre.
"Mira a todos los niños que hay aquí. No querrás asustarlos... Piensa en lo que estás haciendo por un segundo."
Los brillantes ojos verdes de Harry se encerraron en mi cara, dándose cuenta de que estábamos en un parque lleno de niños, a plena luz del día. Este no era ni el momento ni el lugar para empezar una pelea con Jake.
"Quédate aquí." Le di un codazo en el pecho.
Me di cuenta de que iba a protestar, pero le arrastré hasta un banco y le obligué a sentarse tirando hacia abajo sus hombros.
